"Vivos los llevaron, vivos los queremos", repiten a gritos decenas de personas concentradas en la Plaza Grande, en Quito, donde desde hace 17 días se celebran vigilas para recordar al equipo periodístico secuestrado en la provincia ecuatoriana de Esmeraldas, fronteriza con Colombia.

Amigos, colegas y personas solidarias se reunieron nuevamente hoy en esa emblemática plaza situada frente a la sede del Ejecutivo, donde recordaron al jefe de Estado, Lenín Moreno, que tiene tres vidas bajo su responsabilidad.

Esa frase la han repetido insistentemente desde hace más de una semana, después de que se filtrase un vídeo en el que los secuestrados aparecían encadenados.

En la grabación, difundida por un medio de comunicación colombiano, los rehenes aseguraban que sus vidas estaban en las manos del presidente ecuatoriano y que sus captores pedían "el intercambio" de tres de sus compañeros "detenidos en Ecuador".

En otro fragmento, el periodista del grupo, Javier Ortega, afirmaba que los secuestradores forman parte del Grupo Armado residual Oliver Sinisterra, al mando de Walter Patricio Artízala Vernaza, alias "Guacho", antiguo miembro de las FARC.

La manifestación de hoy fue especialmente emotiva al producirse en una jornada en la que circularon unas fotografías que muestran los supuestos cadáveres de los tres secuestrados, instantáneas que según el titular del Interior, César Navas, "no son concluyentes".

Moreno, quien regresó de forma anticipada de Lima, donde tenía previsto participar en la VIII Cumbre de las Américas, dio un plazo de doce horas, que empezó a correr hoy mismo, para que los secuestradores den pruebas de vida de los tres integrantes, pues de no hacerlo -advirtió- ordenará una intervención contundente.

Imágenes que circularon en redes sociales desde la Plaza Grande, mostraron a los manifestantes compungidos mientras escuchaban la intervención de Moreno emitida tras su llegada de Lima, desde el aeropuerto de Quito.

Al terminar esa comparecencia, volvieron los gritos a la Plaza Grande, donde, además de los nombres de los secuestrados, se escucharon quejas por la falta de información oficial sobre la situación de los cautivos.

El periodista Javier Ortega, de 36 año; el fotógrafo Paúl Rivas, de 45, y el conductor Efraín Segarra, de 60, fueron secuestrados el 26 de marzo en la zona de Mataje, provincia de Esmeraldas (noroeste), donde recababan información para el diario El Comercio sobre los ataques registrados en la zona desde enero.

"Por Javier... nadie se cansa", "Por Paúl... nadie se cansa", "Por Efraín... nadie se cansa", gritaban los congregados en la Plaza Grande, donde los manifestantes encendieron velas y mostraron carteles en los que prevalecía la frase convertida en el lema solidario de "Nos faltan 3".

En medio de esporádicos silencios, volvían los gritos "los queremos vivos, los queremos vivos", entre abrazos y el llanto de varios de los presentes.

La indignación también se hizo evidente cuando los concentrados pidieron la renuncia del ministro del Interior, quien también fue objeto de improperios por parte de familiares y colegas de los secuestrados mientras deba la rueda de prensa para informar sobre las fotografías.

En esa comparecencia en el centro del Sistema Integrado de Seguridad, que concluyó abruptamente sin preguntas de lo medios, los periodistas, mucho a gritos, le exigieron datos precisos sobre las fotos.

En ese centro quedaron sin respuestas los familiares y periodistas envueltos en abrazos y sollozos, protagonistas de escenas desgarradoras de dolor y angustia por un el secuestro de profesionales de la comunicación, un hecho inédito en Ecuador desde los años 80, según los expertos.

En la plaza convertida en epicentro de la solidaridad con los desaparecidos, se repetía al unísono: "Basta de mentiras, queremos la verdad" y "Gobierno, escucha, seguimos en la lucha".