En uno de los primeros bancos de la iglesia de La Concepción estaba ayer sentada la hermana del obispo emérito, Lola Fernández, quien se trasladó el pasado sábado desde Valladolid, donde vive. Al preguntarle sobre su hermano, llena de dolor, dijo: "Era un cielo, muy alegre y cariñoso. De sus virtudes destacaría su gran bondad".

Lola Fernández señaló que del pueblo donde nació su hermano, San Pedro de Trones (León), mucha gente quería venir pero ella les aconsejó que no lo hicieran por lo largo del viaje y el gasto que ello representaría, por lo que en dicho pueblo han celebrado varias misas.

El mensaje de Lola Fernández fue el siguiente: "Pido que, desde el cielo, mi hermano interceda por toda la sociedad, y especialmente por la de Tenerife, a la que quiso mucho y me consta que son numerosas las personas que sintieron en vida mucho afecto por él, como lo están demostrando al pasar ante su cuerpo sin vida".