Más de una veintena de políticos han sido cazados en los últimos años en España mientras conducían bajo los efectos del alcohol y apenas la mitad dimitió de sus cargos. La última en sumarse a la lista de infractores ha sido la edil lagunera de Bienestar Social, Blanca Pérez (CC), cuyo futuro político está ahora en manos del alcalde, el nacionalista Fernando Clavijo. El último precedente que trascendió en Tenerife fue el del exalcalde de Buenavista Víctor Manuel Lorenzo (PSC), que en octubre de 2010 tuvo un leve accidente con una guagua de Titsa mientras conducía bebido. No dimitió, pero apenas un año después se quedó fuera de la candidatura socialista.

Los precedentes en España no ayudan demasiado a aventurar qué ocurrirá con Blanca Pérez, que ha puesto su cargo a disposición del alcalde tras ser interceptada por la Policía Local del municipio que gobierna cuando conducía en sentido contrario y bajo los efectos del alcohol. Pérez ha pedido disculpas y asegura que no eludirá "ninguna de las responsabilidades derivadas de estos hechos, por las que tendré que responder, como cualquier ciudadano, ante la Justicia".

La mezcla de alcohol y volante sí animó a dimitir al exalcalde de Trujillo (Extremadura), José Antonio Redondo (PSOE); al exalcalde socialista de Siero (Asturias), Juan José Corrales; al exportavoz del PP en Arganda del Rey (Madrid), Manuel Cercadillo; al exconcejal popular de Santiago de Compostela Ángel Espadas, o al socialista Enrique Soldevilla, que renunció como candidato al Senado en 2008.

El alcalde de Coín (Málaga), Gabriel Clavijo, que perdió cuatro puntos por conducir bebido, reconoció su error en declaraciones a El País en 2010 y aseguró que los políticos "tienen que dar ejemplo". A su juicio, "hay una ley que se debe cumplir a rajatabla, y nosotros, como representantes públicos, lo tenemos que hacer. Cuando hay una condena firme, el cargo público debe dejar el puesto".

De la misma manera actuó el exalcalde de La Llagosta (Barcelona) Adelino Macías, aunque no esperó a la sentencia. Tuvo un accidente mientras conducía bebido y dimitió de forma inmediata: "Ese incidente forma parte de mi vida privada, pero entendí que lo más coherente era dimitir. Cuando se comete un error eso es lo más coherente", declaró a El País.

Otros muchos políticos no han considerado necesario dimitir tras ser pillados mientras conducían borrachos. En este grupo destacan casos como el del concejal de Tráfico de Alcalá de Guadaira (Sevilla), Manuel García Torres (PSOE), que cayó en un control que él mismo había organizado, mientras llevaba de copiloto al alcalde. A pesar del papelón, siguió en el cargo. Igual que la concejala de Juventud y Formación de Mahón (Menorca), Indaura Gil (PSOE), condenada en 2011 por conducir bebida y duplicar la tasa de alcohol. Ni fue destituida ni presentó su renuncia.

Tampoco dimitió después de ser condenado por conducir bajo los efectos del alcohol, de forma temeraria y con el permiso caducado el edil del PP en Valverde del Camino (Huelva) José Domingo Doblado. Otro que siguió en su cargo fue el concejal almeriense Francisco Amizián (PP), que en 2005 chocó borracho contra tres coches aparcados.

Más ejemplos de continuidad en política tras cometer una infracción de este tipo son el exalcalde de Bocairent (Alicante), Dimás González (PSOE), que tuvo un accidente con el coche oficial, o el diputado y expresidente de Nuevas Generaciones del PP, Ignacio Uriarte, que dimitió de la comisión de Seguridad Vial tras sufrir un accidente mientras conducía con más del doble del límite de alcohol, pero se mantuvo como diputado nacional y dirigente del Partido Popular.

El diputado nacional del PP por Murcia Arsenio Pacheco Atienza triplicó la tasa de alcoholemia y fue condenado el año pasado, pero tampoco dimitió alegando que "la condena no conlleva inhabilitación para ejercer cargo público".