COALICIÓN CANARIA no ganó las últimas elecciones autonómicas. Ellos fueron los perdedores junto con los socialistas canarios. Esas elecciones las ganó el Partido Popular. Sin embargo, el PP no gobierna en Canarias; gobiernan los perdedores. Es la enésima vez que decimos esto, por lo cual pedimos al lector que nos disculpe nuestra reiteración. ¿Hasta cuándo aguantarán los canarios a un Gobierno de perdedores presididos por un déspota político, además de necio e ignorante? Un político que se ha puesto como tarea acabar con EL DÍA. No le importa el acuciante paro que sufren las Islas, ni las colas del hambre, ni los niños desnutridos, ni las listas de espera para recibir atención sanitaria, ni los jóvenes que deben emigrar porque Canarias, que es una tierra rica por naturaleza, se encuentra empobrecida por su culpa y también la culpa de la copresidenta; esa goda política que gobierna en la sombra. Lo único que le importa a este torpe e incompetente político es acabar con EL DÍA. Es decir, quiere silenciar al órgano del pensamiento canario; a la voz de Canarias y sus patriotas. Quiere acabar con su director. Con José Rodríguez. Alguien a quien definió este domingo en las páginas de nuestro diario el insigne escritor peninsular-canario y canario-peninsular Fernando Gracia como capitán del buque Canarias. Como la persona, que sin ser presidente del Gobierno de Canarias, es el más importante patriota con que cuentan estas islas. Añade Gracia que José Rodríguez es más inteligente y honorable que Paulino Rivero. Debe comprender el lector que se trata de una metáfora.

José Rodríguez, infortunadamente, es viudo. En cambio, el presidente del Gobierno de Canarias tiene por pareja a una copresidenta, como decíamos antes, que se dedica a la política. De este matrimonio rumano hablamos siempre desde el punto de vista político y nunca desde el personal. Nunca nos metemos en aspectos de su vida privada; nunca invadimos sus "haciendas" personales o familiares. Eso sí, subrayamos repetidamente, porque es la verdad, que con ellos Canarias va a peor. Lo ha dicho recientemente un hombre inteligente; un político conservador; un hombre que conoce Canarias porque ha nacido en esta tierra y ha ocupado importantes cargos públicos en las Islas, como es José Manuel Soria. "La reacción de Rivero busca tapar tanto paro y tanta pobreza", ha dicho José Manuel Soria.

Es cierto. Canarias no tiene por qué sufrir esta calamidad. Este Archipiélago era conocido, desde la antigüedad, como el de las Islas Afortunadas. Nunca hemos estado tan mal como ahora. Y el culpable, insistimos un día más, no es otro que Paulino Rivero. Canarias reúne las condiciones necesarias para que sus habitantes vivan con prosperidad y riqueza. Canarias posee los recursos para que nunca pasen hambre sus niños, cosa que ocurre con harta frecuencia en nuestros días. Porque muchos niños de esta tierra tienen que alimentarse únicamente con mendrugos de pan y solo tres veces por semana, porque el pan duro no da para más. ¿Culpables? Lo repetimos: en primer lugar, Paulino Rivero y Ángela Mena. Y a continuación toda la caterva de indeseables políticos que los arropan en Coalición Canaria, cuando lo que le conviene a este partido político -lo hemos manifestado varias veces- es quitárselos de encima cuanto antes, ya que en caso contrario los nacionalistas canarios, que son falsos nacionalistas salvo unas pocas excepciones, no tardarán en desaparecer. Paulino Rivero y su esposa son culpables del paro, de la emigración de los jóvenes, del hambre, de que la sanidad esté por los suelos y de que la educación que se imparte en las escuelas sea deficiente.

El pueblo tiene que acabar con Coalición Canaria si este partido no acaba antes con su cáncer. ¿Qué categoría ha demostrado Paulino Rivero para ser presidente del Gobierno de Canarias?, nos preguntamos un día más. Ninguna. Lo único que ha demostrado es su capacidad para hundir a estas Islas en la mayor de las miserias. Y ahora se enfrenta al Gobierno de España, como le ha recordado José Manuel Soria, para tapar su ineptitud. Paulino Rivero hace tiempo que debería haberse enfrentado a los españoles para exigirles la independencia de estas Islas. Por lo menos para exigirles que se pusiera en marcha una comisión que estudiase el traspaso de poderes. Pero no ha hecho nada porque es un político cobarde e inútil. En consecuencia, es una necesidad para los canarios que Paulino Rivero desaparezca políticamente cuanto antes.

Las necedades políticas de quien preside el Gobierno de Canarias son bochornosas. Recibimos en esta casa muchas llamadas de apoyo a nuestra línea editorial. En esas llamadas también se mencionan los dos grandes embustes de Zapatero que Paulino Rivero creyó sin ningún género de dudas. Ahí demostró, una vez más, que no sirve como político; que no es una persona de peso intelectual suficiente para tener en sus manos el destino de dos millones de seres humanos que habitan en Canarias. Una de esas necedades es la promesa de los 25.000 millones de euros de inversión que le endilgó el entonces presidente del Gobierno de España. ¿Cuánto de ese dinero ha llegado a las Islas? Nada de nada. Ese fue también uno de los timos que Paulino Rivero quiso venderle a José Rodríguez, que no lo creyó. Entonces se enemistó con él y se propuso hacerle la vida imposible. También quiso embaucarlo con el asunto de las aguas canarias de la misma forma en que Zapatero lo había estafado a él. De nuevo el editor de EL DÍA se negó a ser cómplice de un engaño a todos los canarios. La venganza de Paulino fue quitarle, o más bien robarle, la emisora de radio más prestigiosa del Archipiélago para dársela a un pájaro tatarita de Las Palmas. Eso ocasionó que más de veinte personas se quedaran sin trabajo.

El despotismo político de Rivero alcanza niveles nunca vistos en Canarias. Nos basta citar, como ejemplo, la infamia de que con dinero de José Rodríguez y de EL DÍA está financiando a dos o tres periódicos para que canten a diario sus "logros". Logros que son negros, porque Paulino Rivero es incapaz de hacer algo de provecho para los isleños. Cuando no es por su torpeza política es por su necedad, y cuando no por su ignorancia, o por su terquedad de bruto político, o por sus arbitrariedades. El caso es que está arruinando a Canarias. Por eso insistimos en que el pueblo de estas Islas, que siempre ha sido noble y trabajador, no se merece a alguien como él. Mal le va a ir si persiste en borrar a EL DÍA del mapa informativo, porque este periódico está en su segundo siglo de existencia y se ha convertido en la guía de los cada vez más numerosos patriotas. En cambio, Paulino Rivero está tan políticamente acabado como lo estará CC si antes no se lo quitan de encima.