1.- Y, al final, cogí una tremenda gripe que me atacó la garganta, me dejó afónico y postrado y quedé hecho polvo toda la semana. Sí pude ver, por televisión, aunque sin muchas ganas, el Barcelona-Real Madrid. Nos robaron el partido. El Barcelona es un equipo de fútbol sala, lo digo siempre; y con mucha suerte. Un equipo de pobres. El Real es otra cosa; el Real es el fútbol. Se reivindicó ante los suyos del errático planteamiento del primer partido, que sí presencié en directo, en el "Santiago Bernabéu", como ustedes saben. A mí me hizo socio del Madrid mi difunto amigo Ramesh Bharwani, que era un forofo de este equipo y de este Club. Ahora estoy coleccionando las fotografías del ABC con la historia del Real. Es un libro precioso, con testimonios gráficos de todas las épocas del Club merengue. Vale la pena. Dos días me he despistado, por la gripe, y tendré que pedir esas láminas, pero no sé a dónde. La postración ha propiciado que profundice en el "Diario Íntimo" de González-Ruano, como ya les conté. No podía conducir, ni ir al despacho; nada. Ha sido terrible el dolor de garganta. No llueve y supongo que miles de personas estarán así. Me han tenido que inyectar antibióticos, más ibuprofeno, más paracetamol. Debo de tener el estómago como un chicle. Me escribe don José María Segovia para decirme que él no sufre por el Real, sino por el Atlético de Madrid. Mis amigos los Cobiella eran del Atlético de Madrid, pero como ellos siempre apuestan a ganadores se han hecho del Barcelona, con lo que tengo que concluir que el Barsa no es sólo un equipo de pobres, sino algo más que un club. El Club de la Comedia. Me he alegrado mucho de la absolución de Camps. No se puede crucificar a un hombre por un traje; eso es de pueblo primitivo. Camps será ahora más líder que antes. Ha sido valiente y ya es oficialmente inocente, después de haber soportado un intolerable juicio paralelo, filtraciones de conversaciones telefónicas y crucifixión en los medios de comunicación. O cambian el sistema o este país muere por culpa de las malas lenguas, de los medios de comunicación irresponsables y de una justicia que no se sostiene. Me llama Miguel Zerolo, que acababa de salir del Senado, y me dice: "¿Pero eres tú?; no se te entiende". Me desespero, nadie me entiende por teléfono. Llaman de "El Corte Inglés" para decirme que llegó un libro que pedí y se cogen un mosqueo tremendo porque creen que les estoy tomando el pelo, con mi hilito de voz. Y el profesor Antonio Alarcó crece en consideración: ya es portavoz de una comisión y miembro del equipo de gobierno del Senado y de su Diputación Permanente. Me consta que rechazó un puesto de secretario de Estado porque tenía que dejar la Cámara Alta y no quiso. Visito el Hospital, me ve el profesor David Castro, reputado urólogo y amigo. Parece que todo va bien. Y aprovecho para recorrer el edificio de consultas que está del diez. Gente muy amable. Empiezan los achaques, aunque es mejor que venga todo junto y así me deja tranquilo la cosa una temporadita. Visito a la endocrina Judith López, que me cambia el medicamento que regula mi glucosa. Ahora consumo un medicamento nuevo, nórdico. Bueno, vale.

2.- Se equivoca González-Ruano cuando cita a Tacoronte y a Icod en su "Diario" porque dice Tocoronte e Icoz. Habla de Óscar Domínguez y de su pintura, de su relación con Picasso y de su lío con la vizcondesa de Noualles. Cosas del godo. Saco la foto que guardo del escritor, Isidoro Luz y don Luis Álvarez Cruz, una foto de don Imeldo Baeza. Le pido a Imeldo, hijo, unas gráficas de su padre para un libro y me envía varias, preciosas, de pueblo y montaña. ¡Cómo fotografió Baeza el Tenerife en blanco y negro! Leo con atención el reportaje de Nicolás González Lemus, en este periódico, publicado la semana pasada, de los viajes de Sir Winston Churchill a Canarias. Yo había leído, hace años, una crónica que escribió el político inglés de su viaje por África. Muy interesante. El mejor especialista en Churchill que tenemos en Canarias es el letrado y amigo Miguel Cabrera Pérez-Camacho. Me invitan a Barcelona -ya no viajo sino cuando me invitan, por falta de posibles- desde hoy al martes. Iré, si mejora mi gripe; si no, me quedo. Por cierto, cité a Isidoro Luz. El otro día pude comprobar que han limpiado su busto, en Martiánez, y han ajardinado el solarcito que lo cobija; menos mal. Me escribe un señor para decirme que comparte mi artículo sobre Urdangarín, al que el país ha crucificado, sin juicio. En este país los juicios los hacen Tele 5 y el diario que fue de Polanco. Por cierto, tenemos a Juanito Cruz hasta en la sopa. Que ni chiquita pesadez.

3.- Mi madre cumplió 90 años la semana pasada. Me dio tiempo, antes de coger la gripe, de celebrarlo con la familia en La Bellotina, en El Puerto. Ella estaba encantada, sobre todo porque no tuvo que subir y bajar escaleras. 90 años con la cabeza perfecta es un triunfo. Y además le tocó un pellizco de la lotería en Navidad, así que aniversario completo. Me llama Lorenzo Dorta, respondiendo a un artículo, para decirme que en el kiosco de la plaza de su pueblo sí hay música, pero que la banda no cabe arriba porque antañazo las bandas tenían menos componentes en sus filas. Hablo brevemente con Carlos Acosta, que acaba de salir de un achuchón de tensión alta y que ya está recuperado. Ellos están bien cuidados por los doctores José Ángel y Andrés, contertulios en aquella plaza los fines de semana. Qué delicia Garachico, qué pueblo más hermoso. Esto sí que parece un diario íntimo, así que ustedes se han enterado de todo lo que he hecho en los últimos días. No hace falta escribir siempre de política, porque hay otras cosas. Hasta mis hermanos, más jóvenes que yo, andan medio jubiletas, o jubiletas enteros. Quedo yo, coño, que no veo la manera. Ni lotería, ni jubilación, ni nada. Porca miseria.

achaves@radioranilla.com