LA CRISIS eruptiva en la isla de El Hierro se compone actualmente de una erupción basáltica fisural de varias bocas submarinas, situada en el mar a unos 350 m de profundidad y a 2 km de La Restinga, en la punta más meridional de la isla. Este ya largo proceso (iniciada la sismicidad precursora en julio de este año y la erupción submarina el 10 de octubre) está ocasionando importantes pérdidas económicas y una prolongada situación de inquietud en la población de toda la isla.

Aunque el Instituto Geográfico Nacional ha gestionado el proceso sísmico precursor y acompañante de la erupción de forma impecable, con una notable dedicación y eficacia, el asesoramiento del proceso eruptivo ha sido poco menos que un desastre, equivalente al del famoso "Prestige" (2002) de los "hilitos de plastilina".

El último episodio de esta catástrofe científica, originada por el empeño del CSIC y el Gobierno de Canarias de poner esta tarea de asesoramiento volcanológico en manos de científicos que no conocen ni la isla ni este tipo de volcanismo, han sido las declaraciones irreflexivas de un catedrático de la Universidad de Barcelona, afirmando que las bombas volcánicas arrojadas a la superficie por el volcán de La Restinga (rápidamente bautizadas localmente como "restingolitas") están formadas por una mezcla de magma basáltico (la costra exterior negra) y riolita (el interior blanco). Siendo generalmente el magma riolítico muy rico en gases, y por ello muy explosivo, su interacción con el más inocuo magma basáltico conferiría a esta erupción un potencial explosivo mucho más elevado. La consecuencia inmediata ha sido la aparición de esta noticia en los medios de comunicación y un notable incremento de la alarma en la ya muy castigada población de El Hierro. La respuesta del representante del CSIC, igualmente errónea, ha sido rebajar este potencial explosivo al considerar una mezcla de magmas entre el basalto y la traquita, un material magmático de explosividad intermedia.

Ante el cariz que ha tomado el asunto se ha entregado al Gobierno de Canarias copia del artículo titulado "A volcano erupting sandstones? The peculiar case of El Hierro, Canary Islands" (¿Un volcán emitiendo areniscas? El peculiar caso de El Hierro, Islas Canarias), enviado a Science Now, la página online de noticias de la revista Science de la AAAS (American Association for the Advancement of Science), la mayor asociación científica de carácter general. Este informe, coordinado por el profesor Valentin Troll, de la Universidad de Uppsala (Suecia), ha sido realizado en tiempo récord por un amplio grupo de científicos que incluye también alemanes (del Instituto Leibniz de Oceanografía de Kiel y el Ludwig-Maximilians de Munich) e italianos (Institutos Nacionales de Roma y Pisa y el Grupo Sincrotone, de Trieste), además de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (el autor de este artículo).

En apretado resumen, la interpretación a la que hemos llegado este grupo de científicos es que el interior blanco de estas bombas flotantes está compuesto de sedimentos oceánicos ricos en cuarzo (una arenisca fina, con vetas más oscuras de lodos pelágicos), procedente de corrientes oceánicas de turbidez o polvo sahariano en suspensión, ambos de origen africano, único lugar con cristales de cuarzo, inexistentes en Canarias. No existe pues otro magma que el basáltico, que engloba en su ascenso este material sedimentario que, con un espesor de varios kilómetros, forma la parte superior de la corteza oceánica y el sustrato en el que se apoyan las Islas Canarias. ¿De dónde, pues, la interpretación de los científicos de la Universidad de Barcelona y el CSIC? Podría darse en un error de principiantes utilizar un sistema de clasificación de rocas volcánicas para un material que es de origen sedimentario. Cuando un sedimento rico en sílice se proyecta en un diagrama TAS (álcalis frente a sílice), cae en el campo que corresponde a traquitas y fonolitas, aunque se trate de un material sedimentario. Tanto alarmismo con magmas explosivos para tratarse, muy probablemente, de un inocuo sedimento oceánico... ¡pólvora mojada!

El problema de España ha sido siempre la incapacidad de seleccionar adecuadamente a las personas más indicadas para misiones específicas. La profunda raíz católica de nuestro país ha primado la pertenencia a "buenas familias" o a "grupos poderosos" sobre el esfuerzo personal, el afán de superación y la experiencia acumulada. Lo "otorgado" en vez de lo ganado con el propio esfuerzo. Y así nos ha ido siempre.

El CSIC y el Gobierno de Canarias podían haberse ahorrado el bochorno si en vez de formar un coto cerrado excluyente hubieran permitido una mayor y más abierta participación. De hecho, las muestras utilizadas para este informe hubieron de obtenerse de una forma subrepticia, ya que las solicitudes oficiales no obtuvieron respuesta alguna, favoreciendo su acaparamiento por unos pocos.

En un libro reciente se define el "efecto piloto", que considera que, al igual que a los pilotos de aviación, se debería exigir diez mil horas de vuelo/experiencia al seleccionar a los encargados de realizar funciones específicas. Tal vez así no haríamos tantas veces el ridículo internacional y no se partirían de risa al observar el papelón que con frecuencia hacemos, sea con "bichitos que se caen al suelo y se matan", el "Prestige", los "brotes verdes" o las bombas volcánicas explosivas de El Hierro, en realidad tranquilas "restingolitas" sin carga explosiva.

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria