Los indignados europeos participaron ayer masivamente en manifestaciones en muchas ciudades de Europa contra los políticos y el poder financiero y bancario, que en Roma desembocaron en incidentes violentos, con decenas de heridos y daños materiales.

Los enfrentamientos entre la policía y varios centenares de encapuchados durante la manifestación de los "indignados" convirtieron Roma durante más de cuatro horas en el escenario de una batalla campal. Los encapuchados incendiaron vehículos y un edificio del Ministerio de Defensa, atacaron comercios y bancos y les arrojaron piedras, bengalas y petardos durante la manifestación del movimiento de los "indignados", que comenzó pacíficamente y en la que participaron unas 200.000 personas, según los organizadores.

Varios camiones de la policía lanzaron potentes chorros de agua y gases lacrimógenos para dispersar al grupo de violentos, que también incendió un camión blindado de la Policía. Según fuentes de los servicios médicos y de la Policía, cerca 20 manifestantes y una treintena de agentes tuvieron que ser atendidos por heridas.

En España, cientos de miles de personas participaron en las marchas convocadas en 80 ciudades y localidades del país, y bajo el lema "Unidos por un cambio global", los españoles salieron a las calles para protestar contra los políticos, los mercados financieros, la banca, los recortes sociales o la precariedad en el empleo.

La protesta más importante fue la que tuvo lugar en Madrid, donde una multitud recorrió el kilómetro que separa la plaza de Cibeles y la emblemática Puerta del Sol, donde hace cinco meses se inició el movimiento de "indignados" del 15M.

Transcurrido ese tiempo y gracias a las redes sociales, la movilización crece para reclamar una "auténtica democracia" de forma "no violenta", según el manifiesto común publicado.

Poco después de las 18:00 horas partía desde la plaza de Cibeles la manifestación en Madrid. Se inició con una suelta de globos, recibida con aplausos, y luego los concentrados efectuaron una pitada y una "cacerolada" frente a la puerta principal del Banco de España.

Las pancartas, similares a las exhibidas en otras ciudades, decían "Pisos, no nichos", "Tu botín, mi crisis", "Que paguen la crisis los culpables", "Europa de todos sí, euros para pocos no" o "Europa de gentes, no de mercaderes".

Poco a poco se fueron sumando manifestantes hasta volver a abarrotar la Puerta del Sol cuando llegó la cabecera, lo que hizo afirmar a los organizadores por la megafonía que superaban el medio millón de asistentes.

En Barcelona, unas 60.000 personas, según fuentes del Ayuntamiento y la Policía local, y unas 250.000, según la organización, participaron en la marcha, que partió de la Plaza Cataluña con una pancarta en la que se podía leer: "De la indignación a la acción. Nuestras vidas o sus beneficios".

También hubo movilización en Tenerife, donde unas 5.500 personas -según fuentes policiales-, muchos de ellos con instrumentos de percusión y discretamente vigilados por la policía, corearon consignas contra los desahucios de las viviendas y los recortes en educación. Algunos de los participantes llevaban a hombros a sus hijos pequeños, que reivindicaban, con pequeñas pancartas, un futuro digno para ellos.

En Alemania, unas 40.000 personas -según cálculos del movimiento antiglobalización ATTAC- participaron en manifestaciones por todo el país, con las mayores concentraciones ante la sede del Banco Central Europeo en Fráncfort y ante la Cancillería.

La marcha berlinesa discurrió pacíficamente, aunque hubo amagos de tumultos a la altura de la sede del Parlamento al pretender unos 200 jóvenes que se habían desprendido del gran grupo irrumpir en el edificio, donde un contingente policial acordonó la zona.

En Atenas, centenares de "indignados" griegos se concentraron en la plaza Sintagma, rodeada de fuertes medidas de seguridad y que se ha convertido en símbolo de las protestas contra la política de recortes que aplica el Gobierno para evitar la bancarrota.

En Bruselas, varios miles de personas se manifestaron por el centro de la ciudad y se concentraron ante las principales instituciones de la Unión Europea, llevando pancartas con críticas a la respuesta europea a la crisis financiera, al sistema capitalista y en favor de la movilización ciudadana.

En Londres, la concentración tuvo lugar frente a la catedral de San Pablo, en el centro financiero de Londres al no poder acceder, como tenían previsto, a la zona donde se ubica la Bolsa de Valores, debido a un cordón policial.

Durante la hora de los discursos en Londres hizo una breve aparición Julian Assange, responsable de WikiLeaks -que publicó miles de cables diplomáticos confidenciales-, quien dio ánimos a los manifestantes.

En Portugal también se manifestaron decenas de miles en varios puntos del país en respuesta a la convocatoria lanzada en 82 países por el llamado movimiento de los "indignados".