Los vecinos del pueblo costero de San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife, no hablan de las olas que durante la madrugada de hoy inundaron sus casas, bares y comercios, sino de la escollera que demandan desde hace más de 50 años frente a su avenida marítima.

"Cada año sucede algo parecido, no sé a qué están esperando para hacer la escollera", se queja uno de los vecinos de la zona, Beneharo Hernández quien, al mismo tiempo, se pregunta cuántas veces más tendrán que ver que el mar se traga a su pueblo.

La imagen de las olas saltando el muro y adentrándose a la avenida marítima no es nueva, pues se repite cada año y, sin embargo, según cuentan los mayores de la zona, parece que esta vez ha sido más violento de lo habitual.

Y la culpa la tiene la ausencia de la siempre reclamada escollera de San Andrés, dice uno de ellos.

La Marisquería Ramón, ubicada al final del paseo, ha sido una de las grandes perjudicadas por el oleaje, que se adentró en el local arrasando con mesas y sillas, alcanzando más de un metro de profundidad, cuenta uno de los camareros, José Luis Ramos.

También habla de la escollera que "mil veces se prometió y nunca se hizo" y de las consecuencias que ha tenido la ampliación de un muelle cercano a esta zona, que ha hecho que el agua golpee con más fuerza a este pueblo de pescadores.

A pocos metros de este restaurante vive la abuela de Nareme Martín, de 76 años, quien ha visto ya en tres ocasiones cómo el mar entra por la puerta de su casa y acaba con sus muebles y todas sus pertenencias personales.

A la espera de que baje la marea para poder acabar de achicar agua y limpiar, Nareme Martín teme por que se vuelva a producir esta situación si nadie hace nada por impedirlo.

Aunque "el mar es mar, ya es hora de que solucionen este problema", dice la propietaria de la tasca El Asunto, Elisabeth Perona, quien, mientras achica agua, se queja de que esto pase "todos los años y todos los años digan que lo van a solucionar".

En boca de la mayor parte de los vecinos está el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, quien tras reunirse recientemente con el presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, Pedro Rodríguez Zaragoza, se comprometió a la redacción de un proyecto que solucione de manera definitiva el problema de la entrada del mar en San Andrés.

Sin embargo, la promesa de la escollera no es nueva y para muchos, como para Alberto, ha pasado a ser una "utopía" de la que todos hablan para pedir el voto y nadie ejecuta una vez ganan las elecciones.

Mientras el debate político está más vivo que nunca en las coloridas e inundadas calles de San Andrés, los servicios públicos se esmeran por restablecer la normalidad, limpiar los escombros y calmar a la población.

Y cuando parece que las olas se cansan de arremeter contra los vecinos y los curiosos que esta mañana de agosto se han acercado hasta este pueblo, llega el mediodía y con ella la pleamar.

El mar vuelve a entrar con fuerza calle arriba y las mujeres tapan las puertas de sus casas con tablones de madera para que no entre el agua.

"No tenemos miedo, sólo estamos cansadas", dice una de ellas, con una escoba entre sus manos que la ayuda a sacar parte del agua que entró anoche en su casa y sigue entrando ya avanzado el mediodía.

Lejos de temer por el mar -ya lo conocen bien- la mayor parte de los vecinos de San Andrés reclaman hoy con más fuerza que nunca la construcción de la escollera que llevan años demandando.