NOS LLENA de alegría que el presidente del Centro Canario, Ignacio González, se muestre partidario de la independencia de esta tierra. Llevamos mucho tiempo diciendo que basta con que se alce una voz en cualquiera de las instituciones, ya sea el Parlamento regional, un cabildo, un ayuntamiento o el Congreso de los Diputados, pidiendo la libertad de esta tierra, para que se ponga en marcha de forma oficial un proceso que ya camina a nivel popular: el de la consecución del Estado nacional canario. No estamos de acuerdo con todos los planteamientos que hace el presidente del CCN, pero no queremos ahondar en detalles en nuestro comentario de hoy. Por la profundidad que tienen, reservamos su análisis para nuestro editorial de mañana domingo en el que, como es habitual, entramos a fondo en los asuntos que nos preocupan. Y encabeza la lista de nuestras preocupaciones, nuestros lectores lo saben bien, el bienestar de los canarios. Un bienestar que no podemos alcanzar mientras no seamos una nación independiente. Mientras estemos colonizados por España, mientras las oficinas de la Hacienda española rapiñen nuestros recursos como saqueaban antaño los galeones españoles el oro y las especias de las colonias americanas, cualquier esfuerzo que hagamos para salir de la crisis será baldío.

¿Entienden esto los falsos nacionalistas de Coalición Canaria? ¿Ha sido capaz alguno de ellos de alzar su voz, ya sea en las Islas o en Madrid, para pedir la libertad de esta tierra? Todos sabemos que no. Esta actitud de los políticos de CC, entre los que siempre salvamos a dos o tres que se comportan como auténticos patriotas, supone la mayor infamia que se ha cometido en la historia del Archipiélago. Nunca antes el pueblo canario había sido traicionado de una manera tan vil. Con qué impasibilidad asisten los falsos nacionalistas al expolio de Canarias; con qué complacencia apoyan a Zapatero en Madrid; con qué facilidad los engaña el hombre que tanto daño le ha hecho a España, y en consecuencia a Canarias como colonia de España, en los últimos siete años.

En esta casa confiamos y apoyamos primero a las AIC y luego a CC. Pensábamos que eran la mejor opción política para librar a estas Islas de las garras de los colonizadores que llevan casi seis siglos arruinándonos. ¡Qué decepción! Un fiasco mayúsculo en el caso de Paulino Rivero, a quien tanto apoyamos hasta hace poco. Cuántas veces lo propusimos como el político que debía encabezar la delegación canaria en las negociaciones con el Estado español para el traspaso de poderes desde la metrópoli a la nueva nación independiente. Ahora no se nos ocurriría pensar en él para nada, salvo para exigirle que dimita cuanto antes y se exilie. Canarias no se merece a un déspota político que tanto daño le está haciendo.

España tiene que concedernos la libertad. No sólo porque Canarias era una tierra libre antes de que llegaran las tropas regulares de Castilla y los mercenarios que las acompañaban, ni porque estemos lejísimos de la Península ibérica -que se encuentra en otro continente- ni porque siempre estemos bajo la amenaza de anexión de Marruecos, ni porque el holocausto cometido con nuestros antepasados los guanches exija una reparación; todas estas razones son importantes, como hemos señalado muchas veces, pero hay una cuyo peso es aún mayor: es un crimen político y social seguir saqueando los recursos de un territorio mientras la gente que vive en él pasa hambre. Sabemos, porque lo han demostrado sobradamente, que a los falsos nacionalistas, y de forma especial a don Paulino Rivero -el peor de todos los falsos nacionalistas- no les importa el hambre de su pueblo. Les importa su bolsillo y el bienestar de sus amigos y allegados. Y a los pobres, a los parados, a los hambrientos y a los jóvenes sin futuro que los parta un rayo. ¿Merecen políticos de esta calaña seguir en el poder hasta que concluya la legislatura?

Antes de acabar, otro apunte sobre un tema que también abordaremos con profundidad en nuestro editorial de mañana: la reducción del número de municipios. Hemos sido los primeros en decir que sobran ayuntamientos. No las localidades, pues consideramos importante que cada ciudad, cada pueblo y cada villa mantenga sus señas de identidad. Leemos ahora que el PSOE canario insta a los municipios a mancomunar servicios para afrontar la crisis. Como en el caso de las declaraciones independentistas del presidente del CCN, los criterios del PSOE van en la dirección adecuada pero, a nuestro juicio, no son suficientes.