El broche de oro de la sexta edición de Tenerife Lan Party lo puso ayer el Salón del Manga con la prueba de Cosplay. Consiste en un concurso de disfraces en el que se valora la originalidad, la belleza y la confección de los trajes, junto con otros aspectos menos habituales en otras competiciones de disfraces como son la actuación y coreografía en el escenario o la reacción del público.

Este año se han presentado 23 participantes y sus creaciones se han basado tanto en series manga y anime como en películas y videojuegos de ciencia ficción. Para calentar motores los organizadores del Salón Manga han presentado un vídeo "friki" en el que se hacía una parodia de un conocido grupo de rock de los noventa. Una hora antes era imposible encontrar un hueco libre desde donde ver con comodidad el concurso, solo quedaban los pasillos y el fondo del recinto ferial.

Durante más de una hora se estuvieron presentando, una tras otra, las actuaciones. Algunas no pudieron acabar su coreografía al superar el límite de dos minutos de actuación que indicaban las bases. Todas fueron muy celebradas, especialmente las que tenían más baile o la de una espectacular Jessica Rabbit, que dejó encandilados a los presentes. También lo fue la del grupo que ganó la final, Dead Space, basada en un conocido videojuego del espacio. Antes de conocer el fallo del jurado uno de sus integrantes, Pablo, explicaba la actuación: "Una persona va a reparar una nave perdida en el espacio y tiene que pelear con ellos. Interpretamos en tono de humor cómo recoge las piezas y se enfrenta a los bichos. Me gustaría que ganásemos nosotros", confesaba. No es la primera vez que actúan en este concurso y en otros: "Hemos participado anteriormente en este concurso y en otros como el del carnaval chicharrero. A mi compañero, Alfredo, le dieron un premio en alguna ocasión". En esta edición consiguieron el primer premio.

Isana Sánchez, presidente del la organización Otaku, encargada del Salón Manga, afirmó antes de acabar el festival que "este año ha sido genial. Destacaría el karaoke porque ampliamos las plazas para que entraran todos en el concurso. Hay muy buen rollo", afirmó.

"Alan, alan, alan"

Si ha habido un frase que se ha puesto de moda este año tanto en la Lan Party como en el Salón Manga es la de "Alan". Todo empezó cuando proyectaron un vídeo -desde una página de vídeos- de un animal que parecía gritar continuamente ese nombre. A partir de ahí se convirtió en una broma habitual que se repetía en megafonía. Los visitantes ajenos a la broma pensaban que estaban buscando a alguien. Es parte de la cultura digital, disfrutar mientras se crean nuevas obras o se comparten. Algunas son tan efímeras como los torneos de videojuegos. Esta año ha causado en las noches de la Lan Party especial sensación los partidos de fútbol.

La sensación de libertad y comodidad de los jóvenes fue total durante los seis días que duró el evento: "Estaba como en casa" le respondió uno de los participantes cuando salía de la zona de la conexión a internet y le reclamaba el vigilante de seguridad que pasara su tarjeta.

La libertad en este evento no ha estado reñido ni con la seguridad ni con la formación, más bien al contrario. Miguel Gesteiro, especialista en seguridad, cree que los jóvenes que asistieron a sus charlas y talleres han aprendido cómo proteger sus cuentas en las redes sociales. "Algunos incluso me reconocían al finalizar el taller que tenían que cambiar las contraseñas al llegar a su casa", destacó.

Videojuegos

El ritmo del festival lo marca la celebración de torneos, bien sean oficiales o espontáneos. Jorge Jiménez Ramos es el ganador del torneo oficial FIFA de esta edición: "Es un juego muy popular y por eso hay un buen nivel", apuntó. Es debutante, no había jugado en la Lan Party. "Me animé a apuntarme porque quién gano el año pasado es amigo mío y cuando jugamos juntos estamos más o menos igualados en las partidas Así que me pregunté: ¿por qué no iba a ganar yo?"

La clausura oficial de la Lan Party acabó con la entrega de premio con las autoridades, la celebración de que este año 24.000 personas visitaron el festival, 4.000 más que en la edición anterior, y un grito de guerra desde el escenario: "¡Teleperos! ¡Teleperos! ¡Teleperos! ¿Cuál es vuestro oficio?" "¡Ahú, ahú, ahú!" respondían los participantes que aún continuaban la fiesta.