Las pruebas de resistencia de las centrales nucleares de países de la UE medirán su capacidad ante las las catástrofes naturales y de origen humano, pero dejarán fuera la prevención frente a atentados terroristas, según el acuerdo alcanzado entre los Veintisiete.

"Los criterios serán muy duros", aseguró el comisario europeo de Energía, Gunther Oettinger, al anunciar en una rueda de prensa los detalles del acuerdo.

Las pruebas incluirán catástrofes naturales (como terremotos o inundaciones) y problemas de origen humano (errores técnicos o un accidente aéreo), explicó Oettinger.

Las medidas preventivas frente a atentados serán abordadas por separado, ya que las autoridades de seguridad nuclear no se ocupan de cuestiones de seguridad nacional y los países creen que las medidas preventivas en este ámbito no deben hacerse públicas, según detalló la Comisión Europea.

Las pruebas serán de carácter voluntario, pero algunos países como Alemania las están realizando ya según criterios que están en línea con lo acordado.

"Nos hemos puesto de acuerdo teniendo en cuenta Fukushima", destacó el comisario europeo, teniendo en cuenta la central japonesa que sufrió un grave accidente a consecuencia del terremoto y maremoto que padeció Japón en marzo pasado.

Las pruebas, de carácter voluntario, se realizarán tanto sobre las centrales nucleares existentes como sobre las proyectadas, y los resultados finales se conocerán durante el primer semestre del año próximo.

De los 27 miembros de la UE, 14 tienen centrales nucleares, con un total de 143 reactores, y Francia es el país más activo (58 reactores), seguido del Reino Unido (19) y Alemania (17).

España, por su parte, cuenta con ocho reactores, y es el único país de la UE en el que operan reactores de agua en ebullición, el mismo tipo que se utiliza en Fukushima: los de Cofrentes (Valencia), inaugurado en 1984, y Santa María de Garoña (Burgos), que entró en servicio en 1971, el mismo año que empezó a operar la citada planta de Japón.