Acaba de culminar el rodaje de su primera experiencia cinematográfica como director y asegura estar satisfecho con la experiencia. "La senda", película en la que comparte guion con el tinerfeño Juan Carlos Fresnadillo, aparece en el horizonte como una buena puesta en escena para Miguel Ángel Toledo. Protagonizada por Gustavo Salmerón e Irene Visedo, el filme se enmarca dentro del género de "thriller" psicológico y ha contado con un presupuesto superior a los 2,5 millones de euros. "Con la actual Ley del Cine no es posible producir una película en España por debajo de esa inversión... A partir de ahí, la pregunta está clara: ¿Habrían progresado directores como Almodóvar o Amenábar en las mismas circunstancias?", asegura el cineasta palmero.

¿Al final ha concretado el sueño de ser director?

Llevaba más de cuatro años intentando levantar un proyecto que se ha concretado cuando menos confiaba en él; en plena crisis económica. Hemos tenido que recorrer una senda muy complicada, pero hemos llegado (ríe)...

¿Además, con "La senda" vuelve a cruzar su camino con Fresnadillo?

Esa conexión nunca ha dejado de existir. Está activa mucho antes del rodaje de "Esposados" con varios proyectos que compartimos como guionistas.

¿Es distinto afrontar un proyecto cinematográfico con la perspectiva de un productor que con la mirada de un director?

Sí que lo es. Un director tiene que entender que hay cuestiones que se dan durante un rodaje que no debe resolver él. En ese sentido, al principio estuve un poco quisquilloso porque quería estar en varios frentes al mismo tiempo. Alguien me dijo que me pusiera en mi sitio y que me dedicara a dirigir... Ahí, se terminó esa lucha interna entre el director y el productor.

¿Ha aprendido muchos secretos desde su labor en la producción de "Esposados"?

"Esposados" me permitió entrar en este mundillo e hizo que mi nombre sonara, pero yo siempre quise probar fortuna como director.

En su estreno como director ha manejado un presupuesto interesante para lo que se mueve en el cine español, ¿no?

Contar con 2,5 millones de euros para montar un proyecto audiovisual es una gran responsabilidad, pero con la actual Ley de Cine no es posible producir una película en España por debajo de esa inversión... "La senda" se podría haber rodado con menos dinero, pero no hubiera podido optar a unas subvenciones que se conceden a partir de unos mínimos económicos.

¿Inversión es sinónimo de calidad?

Un presupuesto alto no garantiza calidad, pero ayuda a acercarse a unos niveles más que aceptables. Eso, por supuesto, ha dejado fuera de combate al cine independiente. La clase media del cine español ha desaparecido por la voracidad de los grandes gastos. Es cierto que las pantallas de cine de este país no pueden soportar la exhibición de trescientas películas nacionales al año, pero se están destruyendo muchos proyectos que son bastante interesantes y que no están en condiciones de llegar a unos mínimos económicos... A partir de ahí, la pregunta está clara: ¿Habrían progresado directores como Almodóvar o Amenábar en las mismas circunstancias?

¿Las críticas internas al cine que se hace en España no son excesivamente duras?

Eso forma parte de nuestro deporte nacional, que no es otro que intentar hundir al que ha tenido la idea. En Los Ángeles, por ejemplo, un polaco abre un restaurante y toda la comunidad polaca celebra con júbilo la apertura. En cambio, si se inaugura uno español, las críticas llegan antes de que los clientes se acerquen a él a ver si su comida es realmente española. Tan malos no podemos ser si vienen de Estados Unidos a contratar a nuestros directores, guionistas y más profesiones de la industria cinematográfica, ¿no?

¿Y el cine canario, pasa por un buen momento?

El cine canario no está para tirar cohetes. Está envuelto en un proceso de confusión que no permite su desarrollo como tal. Los objetivos no están claros porque no se sabe bien cómo quieren desarrollar una industria que debería ser más cercana a los espectadores. La Televisión Canaria debe realizar un esfuerzo mayor para potenciar a un sector que siempre está buscando en el exterior lo que no te dan en casa. Luego, cuando llega el reconocimiento, todos se quieren apuntar el tanto.

¿El coste de la insularidad tiene algo que ver con esa falta de proyección?

No creo que la insularidad sea el problema. El cine no entiende de barreras geográficas, sino de apoyos. Yo, por ejemplo, me vine a la Ciudad de la Luz (Valencia) para rodar el grueso de "La senda" -la grabación también tuvo lugar en un escenario nevado de la sierra de Bronchales, en Teruel- y no soy el único que ha tenido que buscarse la vida fuera. La proyección de los directores canarios en casa está limitada; al final te obligan a salir para demostrar que puedes llegar a ser competitivo.

En "La senda" se aprecia que no ha abandonado sus preferencias por el cine de terror.

No me asusta que me encasillen en el género del terror, pero se trata de una película difícil de catalogar. No es terror puro, sino una especie de "thriller" psicológico o una especie de comedia negra que termina derivando en una apuesta por lo fantástico. Insisto, no es malo que me coloquen en esa franja porque formo parte de una generación de directores canarios que se han movido en torno a un modelo de cine psicológico que ha generado proyectos muy interesantes. Sería mucho más grave que me asociaran con historias del oeste o de perfil romántico porque es un cine que no he trabajado. Juan Carlos Fresnadillo tiene una frase que define muy bien la labor de un director: El género es un corsé que realza la figura. A partir de ahí, estás obligado a adoptar un formato y, sobre todo, depurar tus ideas.

¿Cine y televisión están obligados a entenderse en España?

No les queda más remedio, ya que han formalizado una relación muy sólida. Las televisiones buscan una conexión con un público que no se aprecia siempre en el cine debido al actual sistema de subvenciones. Una buena parte de las historias se crean pensando en la comisión no en los espectadores; porque está de moda una problemática social y es más sencillo que alguien te compre la idea. En España se escriben muchos guiones que no atienden a la demanda de un público, pero que políticamente son muy correctos.

¿Cuál es su análisis de la "guerra" que mantienen las nuevas tecnologías y el séptimo arte?

Internet no es el futuro, es el presente. Si algunos quieren verlo en clave de lo que aún está por llegar se equivocan porque es una realidad que convive con nosotros. El cine debe caminar hacia un modelo parecido al que se ha creado con el iTunes: entre piratear una película en mal estado o pagar un euro por una descarga legal, el euro que ganaría esta industria es la mejor solución. Un millón de descargas a un euro cada una de ellas generaría un millón de euros.