AUNQUE el terremoto de Japón es bastante peor, en sus consecuencias, que esa tormenta africana que nos amenazaba por la cercanía a España y a Canarias, esta última parece haberse suavizado. Pese a que en Libia el Gadafi ese sigue matando a gente en algunas de las regiones del país y no está claro que los sublevados vayan a ganar la partida, pese a las amenazas de Estados Unidos, que mandó una escuadra al Mediterráneo, y de la ONU, llegan buenas noticias desde Marruecos, que ahí estaba, para nosotros, el mayor peligro si los moros seguían revelándose con su rey don Mohamed VI, quien resultó peor que su padre, aunque, de pronto, cambió de actitud y hasta, sorprendentemente, accedió a negociar con los saharauis y a reunirse con el Polisario, aunque en reunión informal que tenía que celebrarse en Malta.

El representante del Polisario en la Unión Europea, que, por cierto, no se ve razón para tener vela en este entierro, informó que aunque la reunión duraba ya varios días, no se había progresado mucho en entendimiento sobre el tema de Sahara Occidental, pero por algo se empieza.

Lo peor, para nosotros, es que el tal representante, que no nos debe de querer mucho y se llama, como casi todos los moros, Mohamed, que es como llamarse Pepe en España, aprovechó la ocasión para poner a nuestro Gobierno de chupa de dómine. Dijo el tal Mohamed, mintiendo como un bellaco, que el Ejecutivo español es el más hostil con la causa saharaui desde la época de Franco y eso es una gran mentira porque, precisamente, el general Franco fue el que más mimó a los moros. Como se sabe, tenía una guardia personal mora y conocí un general que también era moro, además de formar aquellas fuerzas de "regulares" árabes que lo ayudaron en la guerra civil, por lo que aconsejamos al Polisario que nombre a otro representante en la UE, porque don Mohamed ignora hasta a los grupos de españoles y canarios que fueron a Ifni a ayudar a los saharauis y la policía marroquí les entró a porrazo limpio.

Pero -casi se me olvida- lo que quería destacar aquí, que era la buena noticia, es que el monarca Mohamed VI ha anunciado que se propone llevar a cabo, en Marruecos, una profunda reforma constitucional, según la cual el primer ministro, como en los gobiernos de casi todo el mundo, tendrá poder ejecutivo y se ampliarán las atribuciones del Parlamento. Añade el monarca, en un discurso televisado que dirigió a todo el país, que, previo referéndum para aprobar las reformas, habrá elecciones a la Cámara de Diputados y, en cierto modo, el rey ya no nombrará al primer ministro. O sea que el monarca dejará de ser el mandamás absoluto, aunque no se menciona que pierda otras atribuciones, pero se perfila como un principio de democracia en Marruecos, que es lo que quiere el pueblo.

Por otro lado, si las promesas del monarca se cumplen, quedará demostrado que el joven Mohamed VI no poseía tantas dotes dictatoriales como parecía, pero llegará el convencimiento al pueblo y a las demás naciones cuando, pasado el tiempo, Mohamed VI demuestre que es plenamente cierto lo de la nueva Constitución que promueve.