ESTE Carnaval no quedará una cama libre en los hoteles de Canarias. Otra cosa son los precios, pero el éxodo masivo de personas hacia los lugares donde luce el sol va a provocar situaciones de overbooking, muy probablemente.

Al lleno de los establecimientos de zonas turísticas tradicionales hay que añadir el de los hoteles urbanos de las dos capitales canarias, que registrarán también esa alta ocupación.

Al éxodo habitual, vamos a llamarlo interno, se une el aumento de turistas que provoca la crisis de Oriente próximo y de los países del Magreb. Y para Semana Santa se espera la tradicional avalancha de rusos, de gran poder adquisitivo y que prefieren "los sures" de las islas a otros lugares. Los rusos llegan, consumen mucho, compran artículos de lujo y desaparecen. Y no molestan a nadie. Un turismo apetecido en este momento en todo el mundo por las razones expuestas.

Canarias se encuentra hoy en un momento dulce. Su principal industria se ve beneficiada por acontecimientos externos que provocan el desvío de turistas hacia su territorio. Es un instante clave para ofrecer lo mejor que tenemos: el paisaje, que esto no nos falla nunca; un buen servicio, un trato afable y unos establecimientos hoteleros en buenas condiciones. A ello hay que añadir la seguridad. Un turista bien tratado y sin sufrir incidentes es un turista que repite. Y las repeticiones son el secreto del éxito.

Hay hoteles, como por ejemplo los portuenses Tigaiga y Garoé, que son premiados constantemente por el buen trato a sus clientes y por los detalles que tienen con ellos. Ambas cosas provocan un índice impresionante de repeticiones. Este es el camino a seguir. Los citados establecimientos, de cuatro estrellas, se han convertido en un modelo para los alojamientos de su categoría; es decir, los que albergan un turismo de clase media, tan importante como el de gran clase.

Debemos alegrarnos de que la Cámara de Comercio tinerfeña haya visto brotes verdes en la economía de las islas gracias al turismo. Si todo sigue como va, al final de año recogeremos una buena cosecha. Por fin, ráfagas de optimismo, que esperemos que se sustancien cuando sea el momento de hacer el balance del año 2011. Canarias tiene que recordar el pasado para hacer mejor el presente. Y nosotros construimos una industria a base de tesón, de riesgo y de apuesta. Nadie daba mucho por Canarias, pero diez millones de turistas al año avalan nuestro esfuerzo.

Hay que seguir luchando porque esta industria es como una carrera de obstáculos. De momento, estamos teniendo mucha suerte.