La llegada de turistas a Filipinas creció un 19,4 por ciento en 2010 pese a la muerte de ocho turistas de Hong Kong en el secuestro de un autobús y de que varios países pidieron a sus ciudadanos no viajar por el riesgo de atentados terroristas.

El responsable del Departamento de Inmigración filipino, Ronaldo Ledesma, aseguró que 3,45 millones de extranjeros visitaron el archipiélago este año frente a los 2,89 millones que lo hicieron en 2009.

Ledesma señaló que los buenos datos "envían un mensaje muy claro sobre la gran confianza que la comunidad internacional tiene en Filipinas y el Gobierno de Benigno Aquino y ninguna supuesta amenaza terrorista puede desgastarla".

Filipinas reforzó su seguridad el pasado noviembre tras el aviso lanzado por las embajadas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Australia y Nueva Zelanda sobre un ataque terrorista inminente en algún lugar de Manila frecuentado por extranjeros.

El país, que ha luchado durante décadas con las guerrillas comunista y musulmana, ha sufrido en los últimos años ataques en lugares públicos y secuestros de occidentales, sobre todo en la convulsa isla de Mindanao.

La imagen de la ex colonia española quedó muy dañada el pasado agosto, cuando un ex policía secuestró en pleno centro de Manila un autobús con turistas de Hong Kong, ocho de los cuales murieron en la desastrosa operación de rescate.

El incidente, retransmitido en directo por televisión, tuvo como resultado una caída de 188.028 turistas en septiembre, pero desde entonces el número de viajeros creció a una media de 230.000 turistas mensuales.