EN NOVIEMBRE de 2008 se aprobó lo que se ha denominado "Declaración de Fuencaliente", donde, entre otras cosas, se afirma que "las administraciones públicas deben esforzarse en coordinar sus acciones para amparar a los artistas, creadores, científicos y divulgadores más desprotegidos ante las tendencias del mercado".

En otro punto de la Declaración se puede leer: "La Comunidad canaria precisa de un acuerdo institucional que apueste decididamente por el acceso a la información y el conocimiento. Que se sustancie mediante un compromiso de estabilidad financiera, un desarrollo normativo, una definición competencial y la coordinación en las políticas activas. En definitiva, es necesario crear un escenario a medio plazo de planificación participativa que aporte seguridad para el desarrollo de la cultura y sobre todo a la vista de la incertidumbre actual".

La Viceconsejería de Cultura recibió ese mensaje y se puso manos a la obra. Después de algunos meses de trabajo administrativo, en agosto de 2009 comenzaron las tareas preparatorias de este proceso que hoy presentamos públicamente como culminado.

Una política cultural correctamente desarrollada no puede planificarse ni ejecutarse de espaldas al mundo asociativo y a los sectores de la cultura. Por eso hemos hecho un gran esfuerzo para posibilitar un proceso de elaboración del Plan decididamente participativo. Este proceso se ha volcado en la participación de los agentes. De hecho, podemos hablar de más de 48 sesiones de trabajo y trescientos participantes de todas las islas, sectores y ámbitos de actuación.

El Plan Canario de Cultura se plantea con el objetivo de convertirse en un plan de acción para el conjunto del sector cultural canario hasta el año 2020 con una continua evaluación, revisión y adaptación. Su marco de análisis y estrategia va más allá de la actuación de la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, ya que incorpora ámbitos diversos y, atendiendo a la heterogeneidad de agentes, más allá de la esfera gubernamental. En este sentido, aunque su elaboración se impulsa desde la Viceconsejería de Cultura y Deportes, el Plan implica a diferentes áreas gubernamentales que también tendrán responsabilidades en su aplicación.

Uno de los caminos que abre el Plan Canario de Cultura es el de la generación de un marco de actuación estable. Seguramente esta es una de las principales virtudes de un proceso como este: la estabilidad.

La estabilidad y el consenso son los principales logros del documento. De hecho, el principal acuerdo del Plan Canario de Cultura es la necesidad de otorgar mayor centralidad a la cultura como ámbito de respuesta a los retos presentes y futuros de las Islas.

La estrategia del Plan Canario de Cultura se estructura a partir de cuatro ejes que responden a cuatro ámbitos de actuación diferenciados. El primero corresponde a los sectores culturales. El segundo eje estratégico sitúa a la cultura como un elemento fundamental para alcanzar en las islas mayores grados de cohesión social y territorial. El tercero hace referencia a los elementos de carácter transversal de la política cultural y su relación con otros sectores. Y el cuarto define la cultura como un elemento de proyección de Canarias hacia el exterior desde una doble perspectiva: aportación a la diversidad cultural del mundo y la necesidad de actuar en un mercado globalizado.

El Plan afirma que los sectores de la cultura son los protagonistas del desarrollo cultural de Canarias y en el logro de los objetivos sectoriales están situadas, en gran medida, las expectativas de una mayor madurez y nivel cultural en las Islas. Pero el desarrollo de los sectores no debe entenderse como un fin en sí mismo, porque también es uno de los vehículos esenciales para que la cultura se acerque aún más a toda la ciudadanía. El sentido último del apoyo a los sectores en esta política cultural sitúa al ciudadano en el centro de su función.

En el segundo eje estratégico el Plan considera que la cultura puede y debe dar respuesta al reto de la cohesión social en Canarias. El desarrollo cultural está estrechamente vinculado al desarrollo social, ya que una sociedad que da un papel central a la cultura es una sociedad con unas bases más sólidas para establecer mecanismos para el crecimiento de una ciudadanía crítica, activa y cohesionada. Por ello, se establece como eje de trabajo el derecho a la cultura, su acceso igualitario y el desarrollo pleno de la capacidad expresiva de la ciudadanía.

Este documento afirma que la tantas veces demandada transversalidad no sólo es una estrategia: es una forma de entender la cultura como un concepto amplio con múltiples vinculaciones y una alta capacidad de influencia en distintos ámbitos del desarrollo social y económico. Desde esta perspectiva la mejora del nivel cultural de Canarias debe producir efectos en otros sectores e igualmente, el de la cultura, puede evolucionar aprovechando la capacidad de estos.

En un mundo cada vez más globalizado, donde los flujos culturales tienen una dimensión internacional, es necesario establecer estrategias de posicionamiento en las redes existentes para aprovechar dinámicas y realizar las aportaciones posibles. El planteamiento de una estrategia vinculada a la proyección exterior no se debe entender exclusivamente como una opción de imagen, sino como un espacio de trabajo que tiene claras implicaciones sobre la realidad cultural interna. No se trata, pues, de proyectar para aparentar, sino, al contrario, de ser para proyectar y proyectar para ser cada vez más.

El desarrollo del sector cultural canario requiere la dotación de nuevos instrumentos que permitan avanzar hacia la consolidación de estructuras estables que aporten reflexión e información continua para la toma de decisiones y que amplíen los espacios de participación, codecisión, legitimación y profundización democrática. En gran medida, se puede afirmar que algunos de estos instrumentos deben de tener una repercusión directa y transversal en todas las líneas del presente Plan.

A partir de este momento comenzaremos a trabajar en la constitución del Consejo Canario de las Artes y la Cultura como extensión del carácter participativo de este plan y ejemplo de ejecución inmediata y eficaz de las recomendaciones que nos hemos dado a raíz de este proceso.

Quiero aprovechar la oportunidad que ofrece la culminación de estos trabajos para agradecer el trabajo desinteresado de los centenares de personas que han entregado parte de su tiempo durante el último año. Desde los miembros del Consejo Rector hasta los usuarios que han cumplimentado alguno de los formularios virtuales hemos conseguido aunar las visiones de muchas personas a lo largo de las siete islas, e incluso fuera del Archipiélago, en un claro ejemplo de la potencialidad del sector cultural de Canarias.

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