Las cabañuelas es el arte de predecir la climatología del año siguiente mediante la interpretación de fenómenos naturales. Horacio Dorta, natural de Los Silos, es toda una autoridad en esta materia, cuya experiencia ha sido reconocida en congresos nacionales e internacionales y, actualmente, escribe un libro sobre las cabañuelas, que editará el Cabildo de Tenerife, con la idea de dejar a las generaciones futuras un legado de gran valor patrimonial y etnográfico. Una herencia que le ha sido transmitida de su padre y abuelo y de un maestro garachiquense en la interpretación de la meteorología como es Elías Hernández.

Horacio Dorta organizó el Congreso de Cabañuelas de España que tuvo lugar en Los Silos en 2006 y forma parte de la Asociación de Cabañuelas de España, que la integran 40 socios.

Por regla general se calculan las cabañuelas de agosto, que duran 25 días y cuya observación se inicia el día primero y concluye el 25, según explica. En este caso, Horacio Dorta se limita a tomar unas notas sobre lo que serán los meses de enero, febrero y marzo y luego lo que va a ser octubre, noviembre y diciembre, pero esto no es determinante, porque, según explica, observa unas cabañuelas con el mismo resultado que las del mes de agosto, que se realizan el 21 de septiembre, por San Mateo.

"Estas cabañuelas -precisa- las empiezo a las ocho de la mañana y las acabo a las ocho de la tarde y eso resulta lo mismo porque, de ocho a nueve de la mañana, es enero; de nueve a diez, febrero; de diez a once, marzo, y así sucesivamente, veo doce horas, que se corresponden con los meses del año. Además de todo eso, me desplazo a El Hierro, el 28 de octubre, para observar las cabañuelas de San Simón".

Las cabañuelas de San Simón se observan desde las 11:00 a las 13:00 horas en Sabinosa y desde hace 16 años acude al pueblo herreño para estudiarlas con los campesinos y pescadores del lugar.

Con las cabañuelas de San Mateo y San Simón se extrae un cálculo promedio del tiempo que hará el año próximo, pero la cosa no queda aquí para Dorta, que asegura fijarse preferentemente en las observaciones de los antiguos marinos de Canarias, que analizan cada cambio de estación. Agrega que "cuatro veces al año efectúo esas observaciones, los días 21 de marzo, junio, septiembre y diciembre, por la noche. Al cambiar del día 21 al 22 se aprecia que en media hora ocurre el tiempo que va pasar en los tres meses y esas son las más exactas".

Confiesa que el aprendizaje de las cabañuelas lo adquirió, en gran medida, de Elías Hernández, pero cuando se entera de que alguien tiene conocimientos sobre la materia se entrevista con él. Cuenta la anécdota de que en una entrevista con un campesino de Teno, en Buenavista del Norte, le espetó, a modo de refrán, que "la luna de octubre siete lunas cubre", que viene a significar que lo que ocurre durante ese mes se reproducirá en los siete siguientes. Recuerda que "él se fijaba más que nada en las lluvias; si llovía, había que estar pendiente de la hierba que brota y según el tipo de hierba el invierno será de mucha o poca agua, porque las semillas germinan las que se reproducirán. Si surge una semilla en octubre o noviembre que demanda mucha agua, entonces será un invierno húmedo".

Dorta atribuye su interés y dominio del cálculo de las cabañuelas a las enseñanzas de su abuelo, que extraía el carbón del monte del Agua, en Los Silos, desde 1900 a 1930, tras lo que se embarcaba en el puertito de Los Silos, no sin antes saber las condiciones del tiempo. Durante 30 años seguidos de predicción del tiempo nunca se equivocaron. En base a la observación de las mareas se efectuaban las travesías desde Los Silos hasta Santa Cruz de Tenerife en pequeños veleros que portaban el carbón.

"Mi padre se crió con eso desde pequeño, y trabajó en los hornos de cal desde 1940 hasta 1953, pero tenía el mismo problema, necesitaba saber las condiciones del mar porque venían hacia Los Silos las embarcaciones procedentes de Lanzarote cargadas de piedras de cal. Mi padre tenía unos hornos en la zona conocida como La Manzanilla, en la parte alta del municipio. Nunca falló el barco en los 13 años en los que mi padre se dedicó a los hornos", recuerda.

Con respecto a los avances tecnológicos y científicos en la predicción del tiempo, Dorta asegura que se ha entrevistado con meteorólogos y ha constatado que sus predicciones son para tres o cuatro días de antelación máximo, pero matiza que "yo preveo tres meses y me equivoco poco. Los errores son cortos".

La disposición y forma de las nubes conforman otro tipo de señales a interpretar, por regla general, con avistamientos desde San Cristóbal de La Laguna al Valle de La Orotava. En este sentido, habla de la forma en que están ubicadas las nubes en el Teide. Si en la cúspide aparece una nube redonda indica agua, pero si es alargada avisa de viento. Estas señales avisan de un cambio inminente, con poco margen de tiempo de tres a cuatro días de antelación".