TEODORO RÍOS nació en Cabaiguán, Cuba, en 1917, el tercer hijo de padres canarios, emigrantes de la isla de La Palma. Su padre, Ignacio, no consiguió que se interesara por el comercio familiar ya que su único interés, desde muy niño, eran los colores y las formas.

De vuelta en Canarias, en 1929, el joven Teodoro trabaja diseñando para una empresa de bordados, al tiempo que estudia pintura en la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de La Palma. En 1933 se traslada a Santa Cruz de Tenerife donde trabaja, esta vez, dibujando para una empresa de fundición metalúrgica. Una tarde, un conocido dueño de una finca de La Cuesta, le compra el paisaje que estaba dibujando en sus terrenos, por una suma que superaba su sueldo semanal. Ese día supo que dejaría su trabajo en la fundición para dedicarse única y exclusivamente a la pintura, cosa que hizo durante toda su vida. Incansablemente, dibuja al carbón o al pastel y pinta a la acuarela y al óleo, tanto paisajes como retratos y comienza a recibir numerosos encargos. En 1934 celebra su primera exposición individual en la Casa de la República de Santa Cruz de La Palma. Becado por el Ayuntamiento de esa ciudad, viaja a Madrid en 1935 para cursar estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, pero la Guerra Civil aborta sus ilusiones. Ante la imposibilidad de proseguir su formación académica, no ceja en su pasión por la pintura y se convierte en un autodidacta que ante el desconocimiento de las técnicas, las encuentra en la búsqueda constante ante el lienzo. Expone su obra en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y en distintas salas de Madrid, figurando también como escenógrafo de teatro en Madrid y en Canarias.

En 1945 funda en Madrid, con otros pintores, la Agrupación Española de Acuarelistas. En 1947 forma parte del grupo del PIC (Pintores Independientes Canarios) y presenta seis obras. En estos años recibe distintos premios de pintura. En 1949 se reune en Nueva York con su hermano Santiago, actor profesional en Cuba, país donde residirá junto con su mujer y sus tres hijos, dedicado exclusivamente al retrato y al paisaje hasta abril de 1959. En esta década, destacan los distintos murales realizados con la técnica del fresco y los retratos dedicados a la escritora cubana Dulce María Loynaz y a la esposa del presidente de la República, Prío Socarrás, entre muchos otros. De regreso a Tenerife, cuelga en el Café El Águila de Santa Cruz una exposición de pinturas y collages que titula "Emancipaciones Plásticas", como un irónico desafío técnico a cierta mediocridad vanguardista y petulante.

Durante los próximos treinta años, Teodoro pinta incansablemente retratos y paisajes y muestra su obra en numerosas exposiciones. Sus últimos trabajos se caracterizaron por figuras grotescas y paisajes en obras de trazo suelto y libérrima inspiración, como las series de "Caras y Caretas" del Carnaval, y "Barrancos Imaginarios". Su vida, dedicada apasionadamente a la pintura, terminó en 1992, a los 74 años.

"Conocí al maestro Teodoro Ríos, que durante mas de tres décadas fue el cronista oficial de la sociedad tinerfeña con sus magníficos retratos. Mi sincero recuerdo y respeto por su obra." José Carlos Gracia.