CUANDO se adopta la grandilopata y se juega a la preponderancia, escondida detrás de ella muchas veces aparecen los errores de bulto como, por ejemplo, la pista de atletismo en el frío estadio de Siete Palmas (¿palacio de hielo?), "el p… más grande que el c…"; o lo que es peor, las fundadas sospechas sobre la existencia de manos negras que, arropadas en el pico del pollo y tras el simplón mensaje del "todo por Gran Canaria", arramplan en las peonadas oscuras de los tejes y manejes interesados y tal cual por todo lo que se critica a Tenerife. "Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio".

Parece que una tasación excesiva, extraordinaria o excepcional, según los diferentes autores, y que para sorpresa de jueces y políticos actuales no aparece por ningún lado, puede ser la clave del petardeo. Ese presunto valor de más del suelo del canódromo, fijado en el informe técnico, permitió al concejal de Urbanismo del momento firmar, durante el último mandato de D. José Manuel en la Alcaldía, un convenio con la empresa Urbacan (que obtuvo un beneficio de 9 millones de euros) para la cesión de los terrenos al ayuntamiento a cambio de parcelas para edificar, entre ellas, un solar en las dos Torres del Mar.

Un inciso: la historia de las carreras de galgos no se podría escribir sin la figura del marqués de Villabragima, en Valladolid, no lejos de Soria. Era hijo del conde de Romanones, líder del partido conservador y en bastantes ocasiones jefe de Gobierno del rey Alfonso XIII. El marqués era lo que se conocía en aquellos tiempos como un "gentleman" que practicaba y propiciaba el deporte. A finales de los años 20, en uno de sus viajes a Inglaterra conoció las carreras de galgos y decidió implantarlas. Siguiendo el ejemplo se construyó uno en Carabanchel -ahora es un campo de fútbol- y dos canódromos más: el de Valencia y el de Palma de Mallorca, convertidos en zona verde. En 1936 se inicia la Guerra Civil habiendo canódromos en ambos frentes. En la zona controlada por la República funcionan los de Madrid, Valencia y Barcelona. En la otra zona, aparte del de Palma se abren en Zaragoza, Tenerife, Sevilla y Las Palmas.

Aquí es donde se encuentra el culebrón que sustancia, ya cerca de las elecciones, uno de los polémicos divorcios que se van a reproducir masivamente, el de Dña. Nardy Barrios (que considera que lo ocurrido con el convenio del canódromo "es un caso idéntico al de La Favorita", "otro pelotazo con el que ganaron los intermediarios y con el que la ciudad perdió dinero" con una parcela de 20.000 metros que hoy es el parque más grande de Schamann) y D. Jerónimo Saavedra. Lo cuenta al detalle Dña. Ángeles Sánchez, presidenta de la asociación de vecinos Avecalta y promotora de las denuncias: "Queremos saber por qué la ciudad no obtuvo el beneficio que se llevaron los intermediarios". En términos económicos, lo que el ayuntamiento nunca vio fueron esos 9 millones de euros en los que cifró el beneficio la empresa Urbacan. Porque todos los planes generales de la ciudad siempre dibujaron un parque en ese solar, pero nunca hubo acuerdo hasta que llegó su último propietario. El concejal de Urbanismo de entonces fue el encargado de la negociación y de la firma. El precio quedó fijado en noviembre del mismo año 2000; el convenio final se firmó el 2 de abril de 2002, y en junio se había pagado el primero de los plazos; la parcela registrada con el número 52.103, ubicada en Las Torres (junto al hospital Doctor Negrín) y hoy urbanizada como Mirador de la Pradera. El ayuntamiento la tasó en 3 millones de euros, y seis días después de que Urbacan la inscribiese a su nombre, la vendió a Realia por 7,5 millones de euros; obtuvo 4,5 millones de plusvalías.

El segundo pago siguió un proceso simétrico; en diciembre de 2003, cuando ya era alcaldesa Dña. Pepa Luzardo, se inscribió a nombre de Urbacan la finca registral número 77.838, la llamada Esquina del Canódromo, donde hoy se levantan Las Torres. Estaba valorada en 2,5 millones, pero apenas un mes más tarde se vendió también a Realia por el triple (7 millones). El beneficio, otros 4,5 millones.

Canarias por encima, bastante iguales, fuera lo malo y quede lo bueno.