Luis Kun es ingeniero biomédico profesor de la Universidad de Defensa Nacional de Washington. Este experto participó ayer en una charla en el IX Congreso de la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica (SEEIC), que se celebra en estos días en el Auditorio de Tenerife. Kun fue asesor del presidente de los Estados Unidos durante los años 97, 98 y 99, con la Administración Clinton. Desarrolló su labor en la Agencia AHCPR, que impulsaba diversos aspectos relacionados con la medicina y la ingeniería biomédica. "En el 1997 fue la primera vez que se puso mucho dinero para fundamentar un estudio para tratar a la gente con enfermedades crónicas en su hogar y mostrarles que era más barato", explicó.

¿Cree que en materia de salud España está aventajada?

España tiene muchas ventajas. La siesta baja mucho el estrés y la dieta mediterránea es muy buena.

¿Cuáles son los nuevos retos a los que se enfrenta la medicina actual?

Hay cuatro segmentos: los dos del medio tienen que ver con aparatos que hoy por hoy se usan o partes del cuerpo que pueden ser reemplazadas. En el extremo micro está todo lo que tiene que ver con la biología molecular y con la genética, y para el lado macro está la salud pública. Son dos lados que no se han utilizado mucho en la ingeniería biomédica. Por eso hablo de las poblaciones, medio ambiente, porque estos son lados muy importantes, igual que el lado micro. La genética puede predeterminar qué condiciones tú vas a sufrir durante tu vida, desde el día que naces o antes. Pero antes de abordar este aspecto hay que resolver el problema de la privacidad: una compañía de seguros puede negarte el seguro o hacerte pagar tres o cuatro veces más por esta predisposición y en realidad todos vamos a sufrir de algo, algún día.

¿Y esta investigación genética es compatible con la situación de crisis mundial?

La situación mundial es difícil. Desde el punto de vista de salud tenemos una población que aumenta y hay menos agua, menos alimentos y la calidad de esos alimentos es cuestionable. Yo propongo no reformar los sistemas sanitarios, sino transformarlos en sistemas que tengan que ver mucho con prevenir las enfermedades y mantener el nivel de sanidad. Cuanto más sana esté la persona, mejor va a ser la calidad de vida. Las presiones económicas que todos estamos sufriendo hacen que tanto la mujer como el hombre tengan que trabajar, con lo cual no tienen tiempo de cocinar. Todo está conectado y desconectado.

Mientas que en Europa se está hablando de copago de la Sanidad, Estados Unidos está tratando de universalizar sus servicios.

Son formas distintas de ir hacia el mismo problema. El resto del mundo tiene una medicina socializada, en EEUU no es así, y ahora está cambiando este sistema. Es más importante transformar más que reformar, porque a largo plazo si usamos toda esta formación que ya existe podemos prevenir estas enfermedades que son muy caras. Revertir el problema que existe hoy (diagnosticar, tratar y curar) y transformarlo en mantener sanas a las personas, no necesariamente para que vivan más años, sino para que su vida sea feliz, con las menos enfermedades posibles.

Pero esa educación sanitaria no es políticamente rentable para los que gobiernan porque sus resultados se ven a largo plazo.

La educación no es algo que se aprende un día, es algo que lleva muchos años, pero los resultados son tremendos. Esa persona que se educó va a poder trabajar, comer, mantener su salud, tomar decisiones mejores que las que el Gobierno puede tomar por sus individuos. Para mí la educación es de importancia número uno, sea en el ámbito que sea. La gente que tiene una mentalidad abierta, en seguida lo comprende, para el político que está buscando ser reelegido, tal vez eso no camine tan bien.

Con los adelantos de los que disponemos, ¿qué posibilidades existen de mejorar la sanidad?

Nadie se ha planteado que es la primera vez en la historia de la humanidad que tenemos redes en los hogares, donde podemos tener televisión, internet... Tecnologías que convergen y que permiten hacer cosas que antes no se podían hacer. Los niños pueden ir a la escuela desde su casa, los adultos pueden trabajar desde su casa y podemos comprar en el supermercado desde nuestras casas. El hogar se convierte en un sistema de cuarentena. En vez de pensar cuándo mandaremos a los niños al hogar, cómo de enfermos tienen que estar, por qué no pensamos mandarlos cuando están sanos. Así, los mantenemos sanos y cuando pase una pandemia como la AH1N1, se manda a los niños de vuelta al colegio. Por otro lado, en EEUU, al tener tantos millones de personas sin seguro médico, hubo una serie de estudios de junio de 2006 del Instituto Medicina que recogían que 501.000 veces al año las ambulancias tenían que ir a otro hospital porque las Urgencias estaban ocupadas por gente sin seguro que usaba el lugar de emergencias como un lugar para servicios regulares. Si utilizamos el hogar como lugar de cuarentena, las escuelas se pueden convertir en hospitales durante las pandemias.