El pramipexol, un agonista dopaminérgico, podría ser útil para combatir la depresión en los enfermos de párkinson, según un estudio publicado en la revista científica The Lancet. Aproximadamente el 35 por ciento de los enfermos de párkinson sufren depresión.

Estudios anteriores demostraron que los agonistas dopaminérgicos, como el pramipexol, que contrarrestan el descenso en la producción de dopamina en el cerebro, son efectivos para paliar los síntomas de depresión en la mayoría de la gente que no sufre párkinson.

En busca de pruebas de que esa sustancia también puede ayudar a tratar a los enfermos de párkinson, un equipo de la Universidad de Nápoles (Italia) encabezado por Paolo Barone inició esta investigación, en la que han participado 296 pacientes procedentes de doce países europeos y de Suráfrica.

A 144 pacientes, elegidos al azar, se les suministró pramipexol y a los 152 restantes un placebo y al cabo de un tiempo se constató que la depresión mejoró considerablemente en los enfermos a los que se les había suministrado pramipexol.

El 80% de éstos notaron los efectos positivos del tratamiento con esa sustancia. Sin embargo, los efectos secundarios también fueron más comunes entre los pacientes a los que se les suministró pramipexol, ya que los sufrieron el 73%, frente al 63% en el caso de los que tomaron el placebo. Los efectos secundarios habituales son náuseas, mareos, dolores de cabeza y somnolencia.

Según los autores, este estudio demuestra que este tipo de tratamiento debería empezar a ser considerado para los enfermos de párkinson que tengan síntomas de depresión.