¿Pueden ser afortunadas unas islas en las que más del 27 por ciento de su población está en paro? ¿Puede existir una sociedad feliz y dichosa cuando 300.000 personas carecen de empleo y muchas familias tienen que hacer cola en los comedores de beneficencia para comer? Que nadie lo dude: esto es consecuencia de la dominación castellana. A la vista de estos datos, ¿qué argumentos pueden tener los amantes de la españolidad para seguir negando que somos una colonia? En las colonias siempre impera la miseria porque los países que tienen sometido a un territorio que no es el suyo esquilman sus recursos naturales en beneficio propio. ¿Por qué siguen algunos canarios haciendo el ridículo ante Europa y ante el mundo diciendo que son españoles? ¿Todavía no se han dado cuenta de que no son españoles, ni europeos ultraperiféricos, ni marroquíes, sino canarios? ¿Cuándo se va a producir una reacción pacífica del pueblo, saliendo a la calle en masa, sosegadamente, para decir basta? Para decir que esto es Canarias y no España. Las riquezas tienen que ser nuestras, y los parados, españoles, y no al revés, como ocurre ahora.

La situación de crisis que padece Canarias es consecuencia de la política errónea de España, que se niega a concedernos la libertad como pueblo a pesar de que a finales de este año se cumple el segundo y último periodo establecido por el Comité de Descolonización de los Pueblos de las Naciones Unidas para que desaparezca de todo el mundo la lacra del colonialismo. Por si fuera poco, España sufre en estos momentos las ineptitudes políticas del peor Gobierno de su historia. Zapatero está arruinando al país y mucho más a Canarias, porque este Archipiélago está uncido a la carreta de bueyes de España. Si ya es una desgracia ser una colonia, lo es mucho más serlo con el nefasto Gobierno de Zapatero. Además, si Zapatero es un inepto político, mucho más lo son sus correligionarios de la Península y de aquí. Acusadores peligrosos y, al parecer, enemigos del pueblo llano y su gente honrada. Hoy tenemos un motivo añadido para confiar en la justicia de la Justicia, del que pronto informaremos a nuestros lectores. Esperamos que los jueces no se dejen influenciar -que no lo harán- por presiones de los que siempre han sido enemigos de Tenerife y de su progreso, tal vez porque están pagados por intereses que no son de esta isla. Como decíamos en nuestro comentario de ayer, esperamos que la Justicia sea justa y no defraude.

Y cambiamos de tema. Un digital de Las Palmas, cuyo director pronto estará en prisión, nos acusa de recurrir a Hugo Chávez para que apoye nuestra independencia. Con tal de ver a su tierra libre de la dominación española, José Rodríguez es capaz de recurrir al propio demonio. ¿A quién si no a un amante de la españolidad de Canarias le puede molestar que pidamos ayuda a los países que en su día fueron colonias, pero supieron rebelarse contra el opresor? Sólo a los odiosos amantes de la españolidad y quizás también a la pareja de nacionalistas canarios en Madrid: doña Ana Oramas y don José Luis Perestelo. Por lo demás, Hugo Chávez es un hombre que vive en un país libre. Con sus más y sus menos, es el presidente de un país libre. En cambio, los canarios somos esclavos administrativos de los españoles porque vivimos en una nación sometida. Hemos estado sometidos desde hace seis siglos y lo seguiremos estando si no nos levantamos pacíficamente, siempre pacíficamente, contra la dominación española. Por lo tanto, a José Rodríguez no le avergüenza, sino al contrario, pedirle ayuda a Chávez y a los países sudamericanos.