La nueva líder kirguís, Roza Otunbayeva, acusa hoy al presidente depuesto de su país, Kurmanbek Bakiev, de haber saqueado las arcas del Estado hasta dejar en ellas sólo 80 millones de dólares.
En una entrevista con el diario británico The Guardian, Otunbayeva solicita ayuda urgente internacional para que el país pueda hacer los pagos más urgentes, incluidas las pensiones.
Según Otunbayeva, el anterior Gobierno vendió la principal empresa de telecomunicaciones a una empresa establecida en las Canarias y de la que es dueño uno de los hijos del presidente.
"Teníamos una situación escandalosa en la que Kirguizistán se había convertido en un régimen gobernado por una familia", denuncia Roza Otunbayeva, según la cual el presidente depuesto colocó a sus hijos en posiciones claves y vendió industrias estatales estratégicas por una parte mínimo de su valor real.
Otunbayeva, que fue embajadora en Londres entre 1997 y 2001, explica en la entrevista que su gobierno permitirá a Estados Unidos seguir utilizando la base de Mans, cerca de Bishkek, que utilizan los norteamericanos para sus operaciones en Afganistán.
La base es una fuente de tensiones con Rusia, que considera a Asia central como su zona de influencia y que quisiera ver fuera a los norteamericanos.
Al mismo tiempo, Otunbayeva da a entender que su gobierno ve a Rusia como el socio estratégico más importante del país y dice haber enviado a Moscú a su segundo, Almazbek Atambayev, para que trate con el primer ministro ruso, Vladimir Putin, de la posible ayuda económica a su país.
Otunbayeva niega, sin embargo, tajantemente que los rusos hayan estado detrás del levantamiento del pasado miércoles, que la llevó al poder.
Según Otunbayeva, su Gobierno ha recabado la ayuda de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) para la elaboración de una nueva Constitución.
La líder kirguís planea celebrar elecciones dentro de seis meses y probablemente sustituya, según explica, el viejo sistema presidencialista por una democracia parlamentaria a la europea.