Xavier Giró, profesor de Periodismo Político en la Universidad Autónoma de Barcelona, critica varios puntos de la Ley de Extranjería vigente en España y se muestra en desacuerdo con aspectos de la reforma de esa norma que, entre otras, "alarga el período de retención de los inmigrantes hasta los 60 días y da pasos atrás en la reagrupación familiar", aunque, en su opinión, "la ley está contaminada de principio".

Para Giró, "la ley actual no debería existir y se debería llamar de hospitalidad y no de extranjería".

El profesor universitario, partidario de "derribar fronteras", afirmó que en la actualidad "partimos de la base de nuestros intereses para hablar de la inmigración y hay que pensar en el mundo globalmente, en los intereses de todos y, desde ese punto de vista, la ley de extranjería es una mala idea".

Giró, miembro y director del Observatorio de la Cobertura de Conflictos -grupo de investigación que trabaja sobre el rol de los medios en conflictos sociales de alta tensión, donde se encuadra la cobertura de la inmigración- estuvo en Tenerife para impartir cursos de formación a profesionales en comunicación.

Allí manifestó que la inmigración "es un fenómeno humano, de cambio en las sociedades de partida y de llegada y puede generar conflictos en la sociedad a la hora de lograr el proceso de readaptación mutua o de distribuir los espacios". Recalcó que los conflictos "no nos deben asustar", pero llega el problema a la hora de "gestionar esos conflictos".

Respecto a la política del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, aseguró que refuerza "la concepción utilitarista de la inmigración, que reduce al inmigrante a su condición económica de trabajador o de reproductor de fuerza de trabajo". En su opinión, "hay que romper epistemológicamente con ese punto de vista de la inmigración".

Alentó a los periodistas a contribuir para lograr una sociedad más justa, en la que todas las personas gocen de sus derechos como seres humanos, "aunque signifique nadar contra corriente" y ahí se encuadra el tratamiento informativo de la inmigración, "donde nombrar al inmigrante no signifique que vaya a tener menos derechos o que sea menos ciudadano que el resto, es decir, conseguir que haya mucha más igualdad y que todos seamos iguales en la diferencia".

Puso de manifiesto que la sociedad es más diversa de lo que nos permite nuestro lenguaje para hablar de la inmigración sin discriminar. Aconsejó "abrirse, escuchar, cambiar de perspectiva, ponernos muy cerca del inmigrante y ver cómo él habla de su realidad, que también es nuestra".