Es la fría mañana de un jueves 14 de enero. Samuel Casañas, un joven de veinte años, se sube al tranvía en la estación de plaza de la Paz, en dirección a Chimisay, para acudir a la autoescuela en la que recibe las clases necesarias para poder sacarse el carné de conducir. Son las 10:06 horas.

Alrededor de diez minutos más tarde, dos revisores de Metropolitano de Tenerife SA (MTSA) le piden, de forma muy educada, que les enseñe su bono para comprobar que viaja con el ticket correctamente validado. El bono muestra la hora en la que fue cancelado (10:07 horas). Acto seguido, los revisores, de forma muy educada, le "invitan" a bajarse del tranvía y le interponen la correspondiente multa de 400 euros por no viajar con un título de transporte válido. Samuel no entiende nada y pide explicaciones. Uno de los revisores se las da, siempre de forma muy educada: "Usted no ha validado su billete en el tiempo correcto; tenemos que cumplir con nuestro deber".

La historia produjo tal indignación en el joven y su familia que interpuso una reclamación a la empresa, eso sí, después de acogerse al sistema de pronto pago, por lo que la sanción se quedó en sólo 40 euros.

Samuel Casañas y su padre Juan Pedro no terminan de dar crédito a la rigurosidad con la que MTSA aplicó el reglamento del servicio de transporte de viajeros y, llegados a este punto, tan sólo piden una disculpa y que cambien la forma tan estricta en la aplicación de la normativa.

Y es que, en efecto, la multa fue interpuesta al joven de forma "justa", ya que el artículo 27 del reglamento establece que los pasajeros deberán validar su billete "al entrar en el vehículo y antes de iniciar su viaje, incluso en los transbordos con otros medios de transporte", según explica MTSA en el escrito que envió al joven como respuesta a la reclamación, que considera improcedente.

Samuel Casañas está tan seguro de que no pasó más de un minuto desde que entró al tranvía hasta que insertó su bono en la canceladora que pide que la empresa le enseñe el vídeo que registra la entrada de los pasajeros en el tranvía.

Sin embargo, los revisores de MTSA, que son considerados autoridad en el transporte terrestre, sólo interponen la correspondiente denuncia a aquellos viajeros que no tienen en su poder un billete o título de transporte válido. Entre las circunstancias que invalidan un billete está el que haya sido introducido en una de las canceladoras con cierto grado de posterioridad a la entrada del usuario en el tranvía, con ello se intenta evitar que los pasajeros se "cuelen" y validen el bono sólo cuando los revisores hacen acto de presencia.

Samuel Casañas entiende esta manera de proceder, pero asegura que, en su caso, se ha producido una aplicación de la normativa absurdamente estricta por parte de los revisores.

MTSA asegura que el protocolo de actuación de los revisores es siempre el mismo: actúan juntos, están en cualquier parada, entran en el transporte y se mezclan con la gente. Cuando se estime oportuno, uno de ellos presenta su identificación y dice bien alto: "¡Buenos días, inspectores de fiscalización. Por favor, preparen sus billetes para su comprobación!". Uno a uno comprueban que cada pasajero tenga en regla su abono del trayecto, cuestión que cambia desde el momento en que se aperciben de que alguno de los pasajeros no valida, instante en el que se "invita" al usuario a salir del tranvía para tramitar la denuncia. Si existe algún problema mayor se llama a la Policía, momento en el que se expide la pertinente denuncia. A Samuel Casañas no le han convencido las explicaciones de MTSA y asegura que han perdido a un cliente habitual.