"San Andrés, lindo y pesquero, el de las blancas casitas, que se pierden en el aire allá por Las Teresitas". Así dice la copla popular que enaltece de manera romántica las cualidades del barrio marinero por antonomasia de Santa Cruz. Mantener la tradición de vivir tranquilos y mirar al mar, pero reivindicar también los mejores servicios, en ocasiones los más básicos, es la dualidad en la que se mueven gentes que cada día se sienten más alejadas de un municipio, Santa Cruz, de cuyo centro están separados por apenas diez kilómetros.

El pueblo de San Andrés queda entre dos valles, llamados Ibaute (de ahí viene el apellido Baute, tan común en la zona) y Abicor en época prehispánica. Ahora son Las Huertas y El Cercado, mismo nombre de los dos barrancos que desembocan en las aguas costeras.

Abarca de costa a cumbre e incluye núcleos de población, zonas agrícolas y la playa de Las Teresitas, aunque, aseguran las fuentes consultadas por EL DÍA, "aquí la gente del pueblo tiene la playa como una especie de apéndice porque apenas pasa del principio, donde están las barcas y la Cofradía, y se suele bañar en el muellito de la avenida marítima, que llevamos años pidiendo que se acondicione para su uso".

Un pueblo "vivo".- San Andrés es un pueblo "vivo" como demuestra la mayoritaria presencia de sus vecinos en asociaciones culturales o deportivas. Tal vez sea por esa tradición de lucha y reivindicación que acompaña a los pueblos marineros y que en San Andrés tuvo expresión con la tendencia a las posiciones políticas de izquierda, luego reemplazadas por el nacionalismo insularista.

La lista de recursos es larga: dos bandas de música, Aída y Amigos del Arte; un club de fútbol, el San Andrés; otro de fútbol sala; tres agrupaciones folclóricas, 25 de Abril, que cumple 80 años, Paiba, 30 el año que viene, y Medianías; el cuerpo de baile de la agrupación que lleva el nombre del pueblo; la sociedad de cazadores; la de palomeros; colectivos de mujeres como Agora; dos de mayores; dos juveniles, Ibaute y Daura; la asociación de empresarios de Anaga; o las agrupaciones Ama-Amautama o Valle Abicor, que luchan por mantener y recuperar la artesanía tradicional de la zona.

Y en el plano estrictamente vecinal, Los Pedacillos de San José de El Suculum y El Pescador. Esta última inició en octubre de 2006 una nueva andadura con un proyecto que presentaba como grandes novedades el trabajo en comisiones y tres objetivos a conseguir: la ansiada escollera, el refugio pesquero en la avenida y un muelle deportivo, una marina de recreo. El futuro pasa también por los denominados centros integrados, uno de los cuales, el de Anaga, debe estar en el antiguo colegio República Argentina, reducido a su cancha deportiva, donde juega el equipo de fútbol sala.

El centro de la actividad.- La actividad social y cultural se centra físicamente en lo que en el pueblo llaman "el ayuntamiento", donde se aglutinan los recursos y la mayoría de sedes de los colectivos. En la calle Rafael Folch, camino de El Cercado, está la zona educativa con el centro de Primaria, el Náutico Pesquero de FP, el instituto y la Residencia de Estudiantes, inmersa en la polémica porque el pueblo "no quiere que allí se ponga un albergue".

El nuevo campo del CD San Andrés, en El Suculum, aglutina la actividad deportiva con un gran número de niños practicando a diario su afición. Los accesos dejan mucho que desear y son otra asignatura pendiente, igual que un "minicentro" de salud que se propone ampliar, incluso con servicio de urgencias, para poder cubrir las cada vez mayores necesidades.

La herencia marinera queda a veces en la mera referencia, casi mitológica, pero apuntan que "tal vez sea por la crisis, pero este año se han visto más redes tendidas que nunca en la calle. La actividad profesional ha decaído con los años, pero quien más, quien menos, tiene su barquita para salir a la mar en tiempo libre o de ocio. No se pierde el oficio".

Las avenidas Marítima, que concentra los negocios de restauración, "el pulmón económico del pueblo", y Pedro Schwartz, con el Infobox, que alberga la oficina del distrito de Anaga, son las calles principales, rodeadas de otras más pequeñas, rincones de enorme encanto, como la plaza de las Adelfas, que atraen a propios y extraños, casi tanto como el pescado que se puede degustar en los rincones de buena gastronomía. Porque en San Andrés se vive "muy tranquilo", tal vez demasiado, según consideran algunos.

Segregación.- La segregación de la capital tinerfeña, vuelta a plantear recientemente, planea como un sentimiento en relación directa con "la sensación de abandono por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz". Consideran los vecinos que "temas genéricos y muy enrevesados en lo jurídico como la compraventa de Las Teresitas, el mamotreto a la entrada de la playa o el Valle de Las Huertas parece que hacen olvidar los problemas cotidianos de gente que en casos como La Ladera no tienen ni alcantarillado ni saneamiento". Señalan que, "por ejemplo, la avenida, nuestro escaparate al visitante o al turista, que la llenan cada fin de semana, está hecha un auténtico desastre. Por no hablar de la entrada a la playa o la señalética".

Carencias socioculturales.- En el plano social y cultural hay muchas carencias, "desde centros para mayores a guarderías o una comisaría para mejorar la seguridad, pasando por una biblioteca. Sin olvidar las infraestructuras básicas en La Ladera, Las Barranqueras y El Regente, o el desarrollo del Plan Especial de Los Banquitos, en el barrio de La Ladera".

Otras solicitudes son la restauración del viejo cementerio, la mejora del acceso al tanatorio, la rehabilitación del Castillo para darle un uso cultural, crear un mercadillo del agricultor fijo o la solución consensuada con los vecinos del frente litoral con refugio pesquero y zonas de baño.

San Andrés, la puerta de Anaga, está hoy mismo en la semana más importante de sus fiestas, relacionadas con las bodegas y el vino. La víspera será esta noche y el día grande mañana, 30 de noviembre. Habrá un recuerdo muy especial este año para Memo Cruz, el vecino asesinado el pasado 2008 al pie del viejo Castillo.