LA CRISIS ha empezado a hacerse notar en el turismo de las Islas. Como era de esperar, ni siquiera la estación estival seduce a disfrutar de los lugares especializados en albergar al turismo de masas. "La cosa está que arde", comentan los que dependen del mundillo del ocio y la restauración. Sin ir más lejos, el Puerto de la Cruz, durante muchos años pletórico de veraneantes de medio mundo, ni con los de "casa" rellena el hueco de la temporada veraniega. Por estas fechas, la ciudad estaba de bote en bote. Las instalaciones de la zona, díganse hoteles, apartamentos, bares, terrazas? no daban abasto; era imposible pernoctar en un hotel elegido al azar. Lo cierto es que, hoy por hoy, sobran hoteles, sobran apartamentos y, por ende, la mitad de los efectivos del mundo de la hostelería no tienen garantías de continuidad laboral en el subsector.

Indudablemente, con la fisura de la crisis en los talones, todos se hacen la misma pregunta: ¿qué va a pasar cuando el turismo ralentice aún más la marcha? Porque, se quiera o no, el fenómeno no remite de la noche a la mañana. Lógicamente, ésa es la dura ley que sojuzga la economía. Los que piensan que esto se va a resolver a poco que EEUU recobre el vuelo, tras la lucha competitiva que va seleccionando a los más aptos, ni en pintura van a ver los brotes verdes del ¿simpático? que urdió el cuento. Vamos, por si todavía creen en los relatos de Pinocho.

Es más, algunos expertos señalan el año 2015 como fecha probable para el final de la crisis. Por poner un ejemplo: Japón, con una economía que difiere de la línea tradicional, tardó diez años en salir de la recesión. Visto así, el tiempo corre en contra de los sectores que, a pesar de la marejada económica-financiera, mantienen los puestos de trabajo intactos, o sea, los que aún no precisan recurrir a la tabla de salvación de un ERE temporal y/o negociar jubilaciones anticipadas. En el mejor de los casos, permítaseme el ejemplo, los matemáticos saben que plantear bien un problema equivale a tenerlo resuelto en más de un 50 por 100. Como digo, está por ver si los empresarios resisten mucho más la presión del cerco que aflora desde que irrumpió el ciclón en un modelo productivo que, a mi juicio, cayó en desgracia por determinados "personajes" de la banca que se atrevieron con operaciones peligrosas. En lo sucesivo, las entidades financieras estarán sujetas a controles más rigurosos y transparentes. En esos pormenores trabajan los países pertenecientes al G-8, los países más ricos, y G-20, los países emergentes, para impedir que se repitan los desmadres. Un poco tarde, ¿no?

Es este un ejemplo de prevención para, en lo sucesivo, evitar que los ciudadanos de a pie paguen los errores de los demás. A algunos de éstos no les ha quedado más remedio que abandonar el sueño de un trabajo, de una familia y de una vivienda, etc. Un año bastó para que la estructura productiva resultara hecha añicos, y adiós ilusiones. Sin embargo, dudo mucho de las consecuencias de la crisis en los señores con asiento en la sede del Parlamento. La razón es muy sencilla, cuando se supo lo de la crisis financiera en EE.UU., sus señorías no tardaron en aumentar los sueldos conforme a un quórum que, hoy por hoy, no responde a las perspectivas de los ciudadanos que apenas cuentan con lo imprescindible para vivir y echar días. ¡Jesús, qué vergüenza ejercer de políticos mientras los demás pasan calamidades! Lo dicho, dedíquense a otra cosa. Por cierto, don Miguel Zerolo, ¿es verdad que, en lo sucesivo, la Sociedad de Desarrollo pasará a denominarse "sociedad del gandules"? "Divide et vinces".