Políticos y empresarios forman el "piche" que baña los once kilómetros de costa comprendidos entre el Macizo de Anaga y la zona de expansión de Santa Cruz de Tenerife en la década de los años ochenta: Añaza. Aunque pocas veces se les ve frecuentar las playas públicas de la capital, están presentes en el recuerdo de miles de personas que se ven obligadas a ahogar sus penas en bahías ajenas. Unas veces por desidia, otros por dejar caer en saco roto concursos públicos que incluso se llegaron a resolver o por la judicialización de los casos, la realidad es que la capital del Atlántico vive de espaldas al mar, condenada a recrearse en él como si de un lienzo se tratara.

Las cinco zonas principales donde se establece el diálogo de la urbe con el océano son privadas, caso de Paso Alto o Club Náutico, o están afectadas por vertidos de pleitos (Las Teresitas), olvidos (balneario), promesas incumplidas (Valleseco), o por proyectos encargados y abandonados (Añaza), sin obviar la clausura de la última joya de César Manrique a consecuencia de la denegación de licencias para eventos que un día se dieron y ahora no, que permitían mantener vivas las constantes vitales de un parque marítimo que parece haber entrado en estado terminal, con la empresa explotadora en quiebra, trabajadores sin cobrar y usuarios sin disfrutar después de once años.

Sirva esta presentación de radiografía del estado de las zonas de baño de Santa Cruz, a juicios de los contertulios de esta semana.

La suma de los años en la lucha de los diferentes colectivos invitados asciende a casi un siglo. El dirigente decano de cuantos participan en el debate es Javier González, exponente de la lucha que a caracterizado a la Comisión en Defensa de la Playa de Valleseco, con 23 años a sus espaldas. En compromiso social le sigue la Coordinadora de El Rincón, colectivo que abortó en la década de los ochenta un campo de golf para el Valle de La Orotava y que ha conseguido una sentencia del Tribunal Supremo que rebaja el precio que pagó el Ayuntamiento de Santa Cruz por el pago del frente de playa de Las Teresitas. En su representación acudió Elena Sánchez, segunda generación de los dirigentes originarios.

Otro de los contertulios histórico es Luis Celso García Guadalupe, quien militara en el tardofranquismo con Javier González en el Partido Comunista. Su compromiso ha sido la defensa de Añaza en demanda de equipamiento social, hace ya de eso 21 años; desde 2004, su objetivo ha sido la regeneración de la franja comprendida entre Añaza y Acorán, para la que se convocó un concurso que ganó el proyecto Pasea, que sigue en la carpeta hace cinco años.

Nacida al amparo del Plan General, la Comisión Vecinal de María Jiménez trabaja desde 2004 por recuperar, entre otros objetivos, el balneario clausurado en la década de los ochenta, la vieja batería de San Carlos y la desembocadura del barranco, donde se localiza la playa de La Maretita.

Cierran la representación de las zonas de baño de Santa Cruz Socorro Gutiérrez y Teresa Padrón, usuarias desde hace once años del Parque Marítimo César Manrique, donde se conocieron y establecieron una amistad. Prestan su voz para rechazar el cierre de las instalaciones que ha dejado piscina en pleno centro de Santa Cruz a miles de vecinos y visitantes. El cierre empresarial por quiebra económica ha dejado una docena de trabajadores damnificados, caso de Narciso Hernández.

Añaza.- Para hacer un repaso por las zonas de baño, los contertulios arrancarán en Añaza, para luego seguir el análisis por orden territorial. Luis Celso García asegura que su barrio, enclavado en el Suroeste de Santa Cruz, es el más equipado de Canarias. Añaza tiene más plazas de guardería (180) que toda Santa Cruz junta.

Dando por hecho la consecución de colegios, guarderías, centro de salud, tiendas... recuerda que el entonces diputado autonómico Antonio González Viéitez reclamó a la Cámara el desarrollo de la costa de Añaza, con zonas de baño y ocio. Un acuerdo con el alcalde, Miguel Zerolo, permitió que en 2004 se resolviera el concurso de ideas que ganó el proyecto "Pasea", de los arquitectos José David Izquierdo, Raquel Guanche y David Espejo.

La inversión prevista ascendía a 60 millones de euros. Luego vino la crisis económica y "Fomento se quedó sin un duro". A esto se suma una Ley de Costas que establece un espacio diáfano desde la línea de mar hasta cien metros tierra adentro, lo que no sólo afectaría al parque marítimo proyectado, sino hasta a cuatro bloques de VPOs en la que residen cientos de personas.

"Ahora imperan las concesiones a empresarios privados".

Parque Marítimo.- Llegados desde el Sur y una vez el vecino o visitante ha fracasado en su intento por buscar un lugar de refresco en Añaza, el Parque Marítimo César Manrique podría ser el enclave favorito para aliviar tanto calor. Sin embargo, permanece cerrado desde la pasada Semana Santa. Donde había una veintena de trabajadores, ahora queda la mitad, entre ellos, Narciso Hernández.

"Los políticos me han defraudado, porque se tiran la pelota unos a otros", asegura de forma contundente, sin salir de su asombro de cómo el consejero delegado de la Sociedad de Desarrollo, Ángel Isidro Guimerá, se aventuró a anunciar que su organismo autónomo gestionaría unas instalaciones sin saber la situación en la que se encuentra. "El Parque Marítimo está abandonado. Si lo dejan así, acabará igual que el balneario."

Este trabajador sin tarea que hacer, y casi sin herramientas para asumirla, asegura que, de los once años que lleva contratado, en los últimos cinco meses no ha cobrado "ni un duro", al igual sus diez compañeros. "Ni siquiera sabemos cuándo vamos a cobrar porque la empresa se declaró en quiebra y ahora hay un administrador concursal", explica.

Ciso, como le conocen familiarmente hasta los usuarios del parque, mantiene que "partidos políticos y empresas deben dinero... A ver si pagan y podemos cobrar". Este operario es consciente del daño que se está causando a la ciudad: "Pido perdón por lo que está pasando".

La visión del trabajador se completa con la del usuario, caso de Teresa Padrón y Socorro Padrón. "Yo ya dije desde verano del año pasado que el parque iba a cerrar. Había hamacas rotas, suciedad y abandono... Habilitaron una zona para dejar las carpas fijas y ahorrarse el coste de montar y desmontarlas y a nosotros nos amontonaron en otra zona". "Si, como dicen ahora, no había licencia para esos eventos, cómo es que se celebraban y hasta iban los propios partidos políticos", dice Teresa.

Socorro asegura que antes funcionaba bien. "El parque tiene 22.500 metros cuadrados y contaba con gimnasio, bares, cafeterías, tiendas y vestuarios. Ahora no existe nada, y el abandono provoca robos y vandalismo". "Y el parque se hizo con nuestro dinero", se apresura a recordar Teresa.

Las dos usuarias han promovido hasta tres contrataciones para demandar la reapertura de las instalaciones. "En la reunión con Zerolo, le dijimos si sabía cómo estaba el Parque Marítimo, y nos dijo que sí. Iba a ir un asesor y se prohibieron porque estaba cerrado", añade Socorro.

Teresa siente que le han tomado el pelo. Preguntaron tanto al alcalde como al presidente de la Autoridad Portuaria, Pedro Rodríguez Zaragoza, si se habían adoptado las medidas cautelares, y les garantizaron que ya se había tramitado. "A fecha de hoy no se han fijado y el juicio es el lunes (por mañana)". "Ha faltado voluntad política para resolver el tema. Si el empresario no quiere continuar, que no sea un obstáculo, sino que se marche".

El trabajador sorprende a los contertulios al desvelar que el titular de la concesionaria Santa Cruz Park Tenerife, Luis Gil, le ofreció a su personal constituir una cooperativa y explotarlo. "No teníamos dinero", dice sin dar más detalles.

María Jiménez.- Con Añaza y Parque Marítimo "fuera de servicio", los contertulios van a la búsqueda de otro enclave donde disfrutar del mar. Destino: María Jiménez, donde generaciones de chicharreros disfrutaron del balneario, cuya piscina está convertida en un lodazal.

Rafael García Talavera recuerda las negociaciones que entablaron desde la comisión vecinal con el Cabildo para desarrollar un plan integral para la franca del barranco del Bufadero, incluyendo tanto al balneario como la antigua batería de San Carlos. "Cuando se convocó el concurso para la playa de Valleseco, pesamos que el proyecto se podía incluir en ese ámbito, habilitando un paseo marítimo arbolado", explica.

El dirigente vecinal hace constar que, lejos de rechazar el crecimiento portuario, lo defiende, pero reclama que no le construyan al barrio una muralla de contenedores que lo prive del mar.

Asegura que existió un compromiso con el alcalde para rehabilitar el balneario destinarlo como equipamiento social, al igual que recuperar la batería de San Carlos. De eso han pasado ya ocho meses. Para García Talavera, todo obedece a la "estética del poder", frase que define que el político no esté comprometido con el ciudadano.

Valleseco.- Tras el análisis de la situación de María Jiménez, el visitante se encuentra de camino a Las Teresitas con el barrio vecino de Valleseco. Ahí, donde "rompen las olas", parece haberse despertado de nuevo el hombre que encarna al espíritu luchador del barrio.

Amante del verbo, Javier González arranca su intervención "saludando el coraje cívico ciudadano" de todos los colectivos en general y, en particular, "el demostrado por estas compañeras (en referencia a las usuarias del Parque Marítimo) que viene de la pelea (el jueves celebraron su tercera manifestación)".

Pese al desánimo que se puede apoderar de quien convoca a la sociedad en general a movilizarse contra el cierre del "César Manrique" y lejos de reunir no a miles, ni a cientos, sino a dos decenas -caso de la concentración del jueves-, Javier González encanta con la palabra: "No podemos caer en el síndrome de Pitágoras que tienen algunos periodistas". De esta forma, destaca que lo importante no es el número, sino el espíritu y la lucha.

Javier acude con espíritu "facilitador". Quiere la ejecución de una vez por todas del proyecto de la playa de Valleseco sin entrar en conflicto, y hasta pasa por alto el vertido que besa hoy la playa, por obra y gracia de Cepsa.

"Valleseco es una franja del litoral de un kilómetro que se encuentra en la bocana del Puerto de Santa Cruz. En los once kilómetros de costa que tiene la capital, es el único tramo donde se puede acceder al mar y se puede ver el horizonte mientras bate el mar", dice.

El espíritu de Valleseco personificado también obvia la famosa maqueta que encargó Costas en 1992 con el modelo de la playa y prefiere centrarse en el "Sol y Sombra", proyecto ganador del concurso de ideas que es obra de Joaquín Casariego y Elsa Guerra, arquitectos que entregaron la memoria de ejecución en mayo.

Técnicamente, ahora sólo falta el informe de impacto, pero tiene lo más importante: la financiación.

Javier González pidió de forma explícita a la sociedad y, en especial, a los políticos que reconozcan la importancia del proyecto y que estén a la altura de los compromisos adquiridos con el pueblo. "Es el momento que las administraciones implicadas, Autoridad Portuaria, ayuntamiento y la Dirección General de Costas, respondan". "El Puerto no hace lo que le da la gana. Hay una relación puerto-ciudad en la que es fundamental la participación ciudadana y eso es algo más que depositar un voto cada cuatro años".

Texto: J.D.MÉNDEZ Y H.GONAR Fotos: MARÍA PISACA