Era el año 1949. La tierra temblaba. Las Manchas se movía. Fueron semanas de incertidumbre. Era un volcán. El 24 de junio apareció el primer cráter sobre la dorsal de Cumbre Vieja, bautizado como el Duraznero. San Juan escupió sus lavas hasta las costas del Valle de Aridane. Lo hizo con parsimonia, sin prisas, "comiéndose" todo aquello que encontró a su paso. Todo menos la ermita de San Nicolás, donde las lenguas de fuego se abrieron en lo que muchos cristianos atribuyen a la intervención divina.

De aquella erupción, que fue respetuosa con los núcleos de población e incluso con las zonas de cultivo de mayor entidad, nació el tubo volcánico de Todoque, un monumento natural que el Cabildo Insular intenta, muchos años después, proteger con proyectos que se alargan en el tiempo. La idea no es simplemente fomentar su atractivo turístico sino, sobre todo, evitar que se siga deteriorando con visitas sin control, inapropiadas, vergonzantes para el medio.

De palabra. El tubo no es público. Se ubica en suelo privado, lo que complica su conservación. El consejero insular de Medio Ambiente, Julio Cabrera, afirma: "Estamos negociando su compra, pero tenemos el problema de que la mayoría de la treintena de propietarios no tiene la documentación necesaria para demostrar la titularidad del suelo, aunque sabemos, por lo que hemos podido averiguar de los propios vecinos, por la versión de los más mayores del lugar, que les pertenece".

La Unión Europea también está implicada en recuperar el espacio y destinará 1,6 millones de euros para mejorar 500 metros de largo, por tres de ancho, con interés geológico y cuyo valor se acrecienta por su importancia biológica al albergar una fauna peculiar de invertebrados adaptados a una vida oscura.

"Nos pide la disponibilidad de los terrenos, pero estamos viendo cómo se puede hacer, la mejor fórmula posible, para identificar y llegar a un acuerdo con cada uno de los propietarios, que están colaborando con el Cabildo y poniendo todo de su parte", afirmó Julio Cabrera, aunque por ahora "lo que tenemos son los testimonios de los vecinos".

Escrituras en la lava. El consejero de Medio Ambiente cree, aunque tiene sus dudas, que gran parte de la documentación sobre la propiedad del tubo volcánico de Todoque, más hijuelas que escrituras, "se la pudo llevar la lava del volcán de San Juan". En este sentido, entiende que "seguramente habría pajeros o cuartos de apero, donde muchos tenían guardados todos los papeles, pero el volcán se lo llevó todo".

Julio Cabrera reflexiona antes de asumir que si todos los propietarios de los terrenos hubieran tenido papeles, "el suelo del tubo volcánico estaría ya comprado". De todas formas, al final "se buscará la mejor manera para legalizar los acuerdos de compra. Lo haremos, seguro". Lo que sí parece más claro es que este mes "tendremos el proyecto definitivo". Otra cosa será la celeridad o no en su ejecución.