ME TRAES a mal andar, sobresalto tras sobresalto, producto seguramente de tu juventud y afán de notoriedad, algo que por otro lado se entiende al repasar tu currículo académico y profesional, el cual se resume en una licenciatura en Administración y Dirección de Empresas, una breve experiencia en la banca y otra en la empresa privada, para dar el consiguiente salto a la política -a la estela de papá- y ejercer de delegada de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de directora de la Agencia Andaluza para el desarrollo del Flamenco. Luego vino, el 12 de abril de 2008, el nombramiento de "miembra" del Gobierno de la IX Legislatura de la democracia, en calidad de responsable del Ministerio de Igualdad. Supongo que como gaditana dominarías los caracoles, mirabrás, romeras y alegrías, que conforman las cantiñas del flamenco de tu tierra, sin confundir los tanguillos de Cádiz con la jota de Aragón o el tango herreño, por ejemplo, pues de no ser así, tu etapa en la cultura andaluza y en la defensa del flamenco pasarán a la posteridad como un periodo de infausto recuerdo.

Tu nombre es de origen latino, significa "aquella que vive", una herencia de la virgen que murió por defender sus creencias en la Roma de Juliano el Apóstata, convirtiéndose en la patrona de los bebedores y los epilépticos. Así no es de extrañar que tú, nuestra "Bibiana de España", haciendo honor al nombre que te eligieron, quieras pervivir y pasar a la historia por sacar el aborto del código penal, con la denominada Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la cual permitirá a las niñas de dieciséis años abortar sin decir nada a sus padres. Esta ley, marcada por el afán regulador del Gobierno, es otra idea fantástica de la factoría Moncloa, un engranaje de distracción masiva dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, en tiempos harto difíciles, y que tiene en jaque a progenitores, educadores y ginecólogos.

La verdad, querida Bibi, es que tu audacia de bípeda ilustrada y tu precocidad en emular a Madame Curie se pueden tildar, como menos, de osadía al alumbrar tal desatino: "Lo que se halla en el vientre de una embarazada de trece semanas es un ser vivo, pero no un ser humano". España entera debe rendirse a tus pies, ¡oh sanedrín de todas las culturas y religiones, la mente más preclara de todos los tiempos, el genio científico descubridor de que lo que he gestado como humana durante nueve meses no es humano! Vamos, que lo que han visto mis ojos en la ecografía del primer trimestre de la formación, un feto con su carga genética, ojos, nariz, oído, manos, pies y un tórax que ya se mueve, no es un Homo Sapiens". ¡Oye, asombradita me quedo! No sé Bibi, qué pensará la comunidad científica de todo esto, pero como madre y ser social déjame que te aclare un par de cosas.

En primer lugar, creo que, tanto tú como el presidente del Gobierno se equivocan, pues la España que les ha dado el voto pide que garanticen los derechos de los ciudadanos, entre ellos los padres, y nos den una seguridad jurídica, pero este hecho no los faculta moralmente para gobernar en nuestras casas. Abortos ha habido en todas las culturas y en todos los tiempos y coincido en que sería deseable que estos no se produjeran, pero creo que la despenalización no los evitará, simplemente ayudará a que estos no se perciban.

Con este tipo de normativas, que según tus manifestaciones pretenden "solventar los problemas que presenta la regulación vigente", pero aplicadas en el tormento de la adolescencia, en una etapa en la que prima más el instinto que la razón, en la que los jóvenes son sutiles y maleables en todos los sentidos, se les está dando patente de corso para que ignoren a los padres y hagan dejación de la responsabilidad filial de compartir al menos los problemas y las inquietudes. Los progenitores nos vemos reducidos al mero papel de continuadores de la especie, sustentadores económicos, hoteleros de lujo, transportistas, educadores, enfermeros? y responsables de los actos vandálicos e incluso punibles que cometan. Si educar y atender de manera responsable a los hijos no fuera suficiente quebradero de cabeza para los que ejercemos de padres consecuentes, ahora nos propones, en un ejercicio populista, el convertirnos en espías de nuestros propios vástagos. Permitiéndote añadir, tú que no has parido, que "lo ideal es que los padres estén informados, pero eso depende de las relaciones de confianza y de respeto mutuo en las familias. Si yo tuviera algún día una hija, intentaría que en el seno de esa relación habláramos de sexualidad, de prevención y de métodos anticonceptivos con naturalidad". La verdad, Bibi, no te veo explicándole a tu madre cuál es tu postura favorita, pero mucho menos a ésta contándote si practica el coito interruptus en los días fértiles.

Los jóvenes, inducidos por toda esta caterva de mentes progresistas que les están mostrando el camino del limbo de la irresponsabilidad, no valoran la densidad moral de sus actos, se entontecen con estas leyes-epidemia cuyo objetivo es la captación de voluntades y la trivialización de sus acciones. Se les está enseñando a quitarle hierro a cualquier asunto, pero no se articulan medidas sociales, económicas, educativas, de apoyo a las mujeres y de búsqueda de alternativas, pero sobre todo de responsabilización de los hombres, pues hasta donde sé, para un embarazo hacen falta espermatozoides y óvulos, vamos, que es cosa de dos.

Has dicho Bibi que el objetivo de la normativa es "frenar el incremento de gestaciones no deseadas que ha habido a lo largo de los últimos diez años" -un absurdo, ya que se estaban practicando abortos legales en determinados supuestos-, pero no te oído hablar de campañas de contracepción en los centros educativos, ni de preservar la dignidad de las mujeres con castigos más duros para los violadores en todas sus formas y derivaciones. Ya sabes que no soy una santa ni una beata, y puede que no sea el momento adecuado para reflexionar sobre la libertad y sobre la vida, pero creo que una chica de dieciséis años no tiene la madurez ni la autonomía suficientes para asumir y llevar en solitario la decisión de abortar. ¿No te has parado a pensar que con estas medidas estás fomentando la práctica del sexo fortuito y del sexo sin preservativo? Total, si la chica se queda embarazada se toma la píldora del día después -ahora que se va a dispensar sin receta médica y sin límite de edad-, o se practica un aborto -pues no hace falta que se enteren en casa y además es gratis-. ¡Que no pasa nada!

No Bibi, así no avanza un país, creando individuos irresponsables e irreverentes con las formas. Hay que hablar con respeto de los temas que atañen a la salud de los individuos, hay que alertar del peligro de los contagios, de los efectos secundarios en la administración de determinados fármacos, de los riesgos físicos y psicológicos que puede ocasionar la práctica de un aborto "terapéutico", etc., pero sobre todo hay que potenciar la educación del individuo en el cuidado de su cuerpo y de su salud mental, en el respeto a la familia como núcleo social y en el fomento de las relaciones paterno-filiales.

Fíjate, Bibi, que no he hablado de moral, ni de religión, pero en el aire flota un sentimiento de culpa, ¿lo percibes? Bueno hija, ¡qué no decaiga!, vamos, ¡por bulerías!