CANARIAS sigue siendo la punta de lanza del mejor turismo vacacional que se pueda ofertar hoy día en el mercado internacional, además de ser una referencia indiscutible en el exclusivo sector del lujo. Nuestras islas no sólo disponen de uno de los mejores climas que existen y de un marco incomparable, sino que disponemos, además, de una marca consolidada y de un prestigio sólido y atractivo, que se enmarca en unos parámetros que conforman nuestra razón de ser: confianza, seguridad, amabilidad, buen trato, excelente gastronomía, unas modernas infraestructuras, una planta alojativa en constante renovación.

La mejor prueba de ello es que Canarias siempre ha destacado cuando se publica anualmente la lista de los hoteles más prestigiosos del mundo. Este año 2009, la marca "The leading hotels of the World" ha hecho pública su lista de los mejores hoteles de lujo, resorts y spas repartidos por 80 países. Cada uno de ellos (450 hoteles en total) debe cumplir con unos estándares de excelencia, en lo referente a las áreas que afectan al lujo, a la comodidad y, sobre todo, al bienestar de los huéspedes; para ello, suelen pasar una rigurosa inspección que sólo aprueban unos pocos.

En España, tan sólo hay 24 hoteles admitidos como miembros de este selecto club; cuatro de ellos están en Canarias: uno en Gran Canaria (el Gran Hotel Residencia) y los otros tres restantes se encuentran en Tenerife (el Botánico en el Norte, y el Gran Hotel Bahía del Duque y el Gran Meliá Palacio de Isora en el Sur). Curiosamente, éste último hotel, que apenas sí ha comenzado su andadura, y que está situado en la comarca de Guía de Isora a orillas del mar, cerca del pueblo de Alcalá, está considerado como el proyecto hotelero vacacional más lujoso del grupo Sol Meliá en todo el sur de Europa. Grupo que, por cierto, ha estado gestionando hasta hace bien poco, y durante algunos años, el hotel Bahía del Duque, asiduo por otra parte a formar parte de dicha lista.

Precisamente, y durante estos días de fiestas del primero de mayo, el señor Gabriel Escarrer, quien lidera con pulso firme la compañía Sol Meliá, ha elegido Canarias -y no es ni mucho menos la primera vez que lo hace- y, más concretamente Tenerife, para pasar unos días de descanso. Él, que lidera la compañía más importante de España, la tercera de Europa y la décima del mundo, con cerca de 400 establecimientos turísticos repartidos por 30 países donde elegir, suele preferir nuestro clima y nuestra hospitalidad, porque sabe que no le vamos a defraudar.

Sol Meliá hace tiempo que apostó por Canarias. La cadena mallorquina, que se encuentra en un momento empresarial óptimo, que hará poco (en el 2007) ganó un premio a la mejor cadena hotelera de España en una votación popular donde intervinieron más de 100.000 viajeros y huéspedes, ha sabido transmitir al mercado, una solidez y una seriedad empresarial que les ha servido para potenciar aún más su imagen corporativa.

No en vano, su presidente, el señor Escarrer, empresario inconformista, arriesgado y comprometido donde los haya, se ha empeñado en fomentar el concepto de empresa socialmente responsable, para lo que no ha dudado en firmar incluso un acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT) para impulsar el desarrollo de planes y proyectos medioambientales y de acción social; incluido el apoyo a la investigación y a la difusión de todo lo relacionado con el medio ambiente y el respeto por la cultura, las costumbres y el paisaje natural de aquellos lugares donde se asientan sus numerosos hoteles.

Pero si hablamos del futuro hecho realidad, hablamos de lo que el señor Escarrer denomina como "la joya de la corona"; que no es otra que el resort Gran Meliá Palacio de Isora, el cual es ya todo un referente mundial de la marca de lujo Gran Meliá. Él mismo presume de que dicho hotel está situado en el lugar perfecto para llevar a la práctica un sueño por él anhelado durante bastante tiempo. Para ello, no ha escatimado esfuerzos ni capital para poner en práctica su compromiso medioambiental; y, respetando los cánones más exigentes, ha adaptado sus instalaciones utilizando la energía geotérmica para obtener un mejor resultado, así como construyendo una planta desalinizadora para el suministro de agua, y una central eléctrica, la cual no sólo sirve para alimentar el hotel, sino que también se ha aprovechado para favorecer a la localidad de Alcalá, llevando. en definitiva, riqueza, progreso y puestos de trabajo a toda la comarca isoriana.

Me atrevo a decir que, si para el señor Escarrer su nuevo hotel es su particular joya de la corona, para Canarias en general, Tenerife constituye una auténtica joya de la naturaleza, un paraíso cuyo microcosmos hemos de cuidar entre todos. Es lo único que tenemos y, por ello somos afortunados de poder vivir y disfrutar de sus encantos; pero sin olvidarnos de que estamos de paso, y que nuestros hijos y nietos también tienen el mismo derecho de poder hacerlo en el futuro.

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