ESPERABAN que el profesor Carracedo saliera a la palestra periodística tras el revuelo que provocó en Tenerife la conferencia pronunciada por una señora que es miembro del Instituto de Investigaciones Científicas, en cuya disertación la conferenciante, en cierto modo, alertó sobre una posible erupción del Teide y sus consecuencias para los residentes en la Isla y para el turismo. La verdad es que el título del artículo del conocido vulcanólogo, publicado en estas páginas, provoca cierta confusión en el lector. Dice el titular "¿Son realmente las Canarias tan peligrosas o hay que crear un Instituto Volcanológico como sea? Leyendo el texto del escrito, es fácil llegar a la conclusión de que de lo que se trata es de una respuesta pública del profesor a lo declarado por el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, don Ricardo Melchior, sobre la necesidad de crear cuanto antes un Instituto Volcanológico con sede en Tenerife, organismo que centralizará todas las investigaciones y trabajos relativos a los fenómenos volcánicos en el Archipiélago.

Recuerda el articulista que, desde que inició su tesis doctoral, hace cuarenta años, se ha dedicado al estudio del volcanismo especialmente el de las islas oceánicas y, principalmente, el de Canarias. Añade el profesor que, hasta hace unos años, jamás se había dado la situación de alarma reiterada, por no decir sostenida, de catástrofes geológicas de todo tipo, enfocadas principalmente en las islas de La Palma y de Tenerife. Sigue diciendo el profesor que estas cosas tienen su explicación y no deben causar alarma cuando se exponen las causas. Admite Juan Carlos Carrecedo que "la discrepancia es fundamental en el avance científico y no debe extrañar ya que permite un progresivo acercamiento a la realidad", aunque se dan debates que pasan a los medios de comunicación con intervención de personas no cualificadas en esos menesteres que tienen que ver con el tema.

Se entienden estas expresiones como un reproche encubierto de Carracedo al señor Melchior por llevar, dice, la política a estas cuestiones puramente científicas y naturales. Estas personas -las no cualificadas- suelen ser tertulianos, ecologistas, matemáticos, químicos, físicos y, raramente, geólogos. Advierte el articulista de que "lo que viene ocurriendo desde hace años es mucho más peligroso y su razón última es puramente política: un pulso que el Cabildo de Tenerife y, concretamente, su presidente, Ricardo Melchior, le está echando al Gobierno español por el control del volcanismo como producto políticamente rentable, a través de la creación de un indispensable e inaplazable Instituto Volcanológico.

Expresa Carracedo que es algo parecido a la Guanchancha, con la diferencia de que el Instituto de Melchior pretende asumir todas las competencias en el estudio y vigilancia del volcanismo y la sismicidad en el Archipiélago. El Instituto, sostiene el profesor, "es un talismán que acabaría con las "alarmas" pero que, en verdad, ha sido el verdadero origen de todas ellas".

En punto a volcanismo, que siempre he dicho vulcanismo, me parece que, sin desestimar la formación, en el terreno de la técnica, del señor Melchior, que es doctor ingeniero industrial, estimo que, por pura lógica, Carracedo, que es un estudioso de reconocido mérito y una prestigiosa figura en la materia, sabe más que Melchior, pero creo que ambos, a los que aprecio, están obligados a ello y la polémica es nociva para sus buenas relaciones. Pero los dos son muy inteligentes y terminarán, insisto, por entenderse por el bien de Tenerife y de Canarias, que es lo que importa.