Luis Diego Cuscoy (Gerona, 1907 - La Laguna, 1987) fue uno de los arqueólogos canarios que más contribuyó a desentrañar cómo fue la realidad de los antiguos pobladores de Tenerife, territorio que recorrió con la ilusión de descubrir y localizar vestigios e indicios que recordasen y ayudasen a comprender cómo fue la existencia de aquellos seres que habitaron en esta Isla antes de su conquista. Maestro, amante de la literatura y otras manifestaciones culturales, destacó sobre todo en su faceta como arqueólogo, y se especializó además en etnografía y antropología. Cuscoy, que fue el fundador del Museo Arqueológico de Tenerife, es el protagonista de una colección de libros promovida por el Instituto de Estudios Canarios de La Laguna (IEC), que comenzó recientemente con su obra "Los guanches: vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife", trabajo publicado hace cuarenta años. La edición revisada de este libro corrió a cargo de Juan Francisco Navarro Mederos (JFN) y Miguel Ángel Clavijo Redondo (MAC), profesores del Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna, coautores de un estudio introductorio que desvela la personalidad y las posiciones teóricas del autor.

Seres humanos

-¿Por qué una reedición de "Los Guanches", un libro escrito hace 40 años?

-Este libro es un verdadero clásico que se convirtió en todo un hito en la historiografía arqueológica canaria por su peculiar análisis de una sociedad humana en estrecha relación con el medio, profundizando en los modos de vida y no en los objetos, lo cual era inusual en la arqueología española de aquella época. Esta edición revisada era demandada desde hacía tiempo por los estudiosos y los amantes de estos temas y quisimos hacerla coincidir con un doble aniversario: los 40 años de su primera edición y el medio siglo del Museo Arqueológico de Tenerife, fundado por Cuscoy. Es la primera monografía sobre los antiguos pobladores de esta Isla que tiene una sólida base científica y está escrita con una estructura y un lenguaje que revelan una notable intención pedagógica, como un manual accesible a un amplio espectro de la sociedad canaria. Y, al estar actualizado con notas a pie de página escritas por un grupo de especialistas de reconocida solvencia, creemos que puede ser muy útil a historiadores, arqueólogos e interesados por nuestro pasado. También hay que destacar que esta obra ha tenido una enorme influencia social, porque la imagen que tenemos hoy en día de los guanches la trazó Cuscoy en sus páginas; además fue una de las bases principales en la que se apoyó a finales del siglo XX la reivindicación de nuestras raíces indígenas. La situación social y política ha cambiado, pero este libro ayudará a tener una visión veraz de nuestra historia. Él defendía que la sociedad guanche era pastoril y eso, sin dejar de ser del todo cierto, comienza hoy a ser matizado (MAC).

-¿Cuáles fueron las principales aportaciones de Diego Cuscoy a la arqueología canaria, qué aspectos estudió?

-La principal aportación de Cuscoy es que puso de pie a los guanches, que hasta entonces eran sólo momias y huesos. Y a esos guanches los mostró como seres humanos que viven, trabajan, que se relacionan entre ellos, que tienen temores, que mueren. A lo largo de su vida se sintió atraído por diferentes temas de investigación: al principio se interesó por la cerámica y otras evidencias arqueológicas, luego por la antropología y el pastoreo, por los grabados de La Palma y El Hierro. La isla de Tenerife fue su principal campo de trabajo, seguida de La Palma, a mayor distancia El Hierro y La Gomera y, finalmente, hizo algunos estudios puntuales en Lanzarote y Gran Canaria (MAC).

-¿Qué argumentos tuvieron los que vilipendiaron su nombre cuando lo acusaron de utilizar métodos poco académicos?

-Se le cuestionó en los 70 por asuntos de índole política, ya que la figura de Cuscoy se asoció de manera injusta con el franquismo. Esas críticas vinieron desde sectores muy minoritarios del nacionalismo, cuando él declaró que su trabajo se estaba manipulando con fines políticos. Quien conozca su trayectoria personal sabe que fue represaliado durante la Guerra Civil por sus ideas políticas progresistas. Las críticas desde la academia coincidieron en esa misma época, en un contexto de cambios metodológicos en las excavaciones, de manera que los jóvenes arqueólogos de entonces cuestionaban los métodos tradicionales. Pero Diego Cuscoy supo adaptarse a los tiempos (MAC).

-¿Qué claves definen su metodología y quiénes influyeron en él?

-A lo largo de su vida fue modificando sus planteamientos en virtud de la formación que iba adquiriendo, de manera que sus posiciones teóricas y metodológicas evolucionan desde el difusionismo de 1940, el determinismo ambiental que está presente en la mayor parte de su obra arqueológica, hasta las explicaciones adaptativas que mantuvo al final de su vida. Al principio influyó en él Julio Martínez Santa-Olalla, pero enseguida entró en la órbita de Luis Pericot y la escuela de Pedro Bosch Gimpera, y siempre mantuvo una relación muy estrecha con el maestro Elías Serra Ráfols. Fue de los primeros arqueólogos españoles que descubrió la antropología social norteamericana, a partir de lo cual adquirió una perspectiva antropológica de la arqueología, hasta entonces una rareza (JFN).

Arqueología de vanguardia

-¿Cuál es la principal enseñanza de Diego Cuscoy heredada por los arqueólogos isleños?

-La principal enseñanza es el amor y el respeto por la isla, su gente y su historia. Esto resume su doctrina. Actualmente tenemos trabajando en arqueología a la generación mejor formada y más cualificada. En Canarias se está haciendo hoy en día una arqueología de vanguardia, que se enfrenta a las amenazas constantes que sufre este territorio tan pequeño y frágil. Por eso los arqueólogos resultamos, a veces, tan incómodos (JFN).

-Él fundó el Museo Arqueológico de Tenerife. ¿Creen que los museos canarios reflejan la realidad de los antiguos pobladores de las Islas?

-En general, estamos dotados de una buena infraestructura museística, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria, y se están produciendo notables progresos en las islas periféricas, como La Gomera y La Palma. Los museos arqueológicos son siempre insulares y no existe en Canarias una política común, lo cual es una pena. En general, sí reflejan la realidad de los antiguos pobladores, si bien es cierto que han sido cuestionadas algunas explicaciones que se dan en determinados casos (MAC).

-Uno de los presentadores del libro propuso que al Museo Arqueológico de Tenerife se le denominase Museo Guanche. ¿Qué opinan ustedes?

-Nos parecería justo honrar la memoria de quien dedicó tantos esfuerzos a la creación y al prestigio del museo. Por tanto, siga llamándose Museo Arqueológico o Museo Guanche, en algún lugar muy destacado debería figurar el nombre de su fundador, que no fue otro que Cuscoy (JFN).

-¿Cuántos libros publicó Cuscoy y de qué trataban?

-Tiene numerosos libros publicados y no sólo de arqueología. De literatura podemos destacar su libro de poemas titulado "Solveig latitud de mi isla", "Entre el volcán y la caracola" o "Itinerario sobre espumas". De arqueología, el clásico "Los Guanches", que acabamos de reeditar, "Gánigo", "El conjunto ceremonial de Guargacho", y trabajos en torno a la cueva sepulcral de Roque Blanco, entre otros. También publicó artículos sobre temas antropológicos de una gran calidad en la prensa de la época y fundamentalmente en esta casa de EL DÍA como colaborador habitual en distintos periodos. Fue un hombre de gran talento y un gran trabajador (JFN).