El ambiente de estudio es fundamental para asegurar el buen rendimiento de los hijos. Cuando los niños empiezan a llegar a casa con deberes y tareas para estudiar es fundamental que los padres se replanteen la distribución de la casa. Es importante, que el menor cuente con un espacio único, dedicado exclusivamente al estudio. En muchas ocasiones, se habilita una mesa en el salón o la mesa de la cocina, para atenderles mientras se prepara la cena o se realizan otras tareas domésticas. Éste es uno de los errores más habituales que cometen algunos progenitores.

Los niños deben tener un espacio que relacionen con el estudio en el que se sientan cómodos y pueden concentrarse.

Para garantizar que el estudio del niño es efectivo hay que seguir una serie de recomendaciones:

- El ambiente de estudio será el propicio si el niño cuenta con un espacio luminoso y silencioso. Hay que evitar que el niño tenga distracciones cerca, como la televisión o videojuegos.

- El mobiliario destinado al estudio debe ser el adecuado. Los muebles ergonómicos son los más recomendados para la habitación de estudio de los niños. La mesa y las sillas deben ser regulables a la altura del menor, para garantizar su comodidad durante el tiempo de estudio.

- Hay que evitar que el niño se siente a estudiar después de haber comido. Al igual que los adultos, el niño notará cierto sopor y le costará más centrarse en su estudio. Tampoco es recomendable que el niño se siente a estudiar con hambre.

- Si el tiempo de estudio del niño se prolonga es importante establecer pequeños descansos. El niño podrá desviar su atención durante algunos minutos, levantarse, beber agua para después seguir estudiando con mejor rendimiento.

- Las rutinas en los horarios son otro aspecto determinante para garantizar un buen ambiente de estudio. De esta manera, los niños adquieren el hábito de estudio más fácilmente e identifican determinado momento del día con esta tarea.