El arriesgado experimento proponía a un millar de daneses desengancharse de las redes sociales durante una semana. Detectaron que dejar las relaciones digitales mejoraba sus relaciones verdaderas. Los valientes que superaron la prueba aseguran que hablaron más con sus familias y amigos y que aprovecharon más su tiempo. Otros están tan enganchados que sus vidas pasan ante unos ojos obsesionados con la foto más bonita, atentos a los favoritos, pendientes de los seguidores, preocupados por una satisfacción irreal e incapaces de vivir sin su sesión de cada día.