Se situaban cerca de los cajeros y esperaban. Cuando la víctima, en la mayoría de casos, gente mayor, se acercaba a sacar dinero, actuaban. Solían utilizar dos modus operandi: o distraían, justo en el momento en que los mayores estaban retirando el efectivo con un objeto (lo que en el argot policial se conoce como “muleta”), o empleaban la violencia. A veces golpeaban a los ancianos hasta hacerles caer al suelo. Son niños, menores de 14 años, obligados en muchos casos por sus propios padres, que no estaban escolarizados y estaban obligados a delinquir. Venían de Rumanía buscando una vida mejor. Se perdieron por el camino.

 Tras una compleja investigación, la Policía Nacional les ha dado caza. Así les detuvieron.