La tumba del papa emérito Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre a los 95 años, ya se puede visitar desde este domingo en la cripta de la basílica de San Pedro del Vaticano. Sus restos mortales reposan en un ataúd triple. El primero de madera de ciprés, el segundo de zinc y el último de nogal. También se han enterrado algunos objetos personales como un pergamino que recoge brevemente sus ocho años de papado. La tumba está situada en el mismo lugar que antes ocuparon Juan XXIII y luego Juan Pablo II y que quedó libre tras sus respectivas canonizaciones.