Después de 50 horas frenéticas, de calabozos y declaraciones Rafael salía pensando en el beneficio de su situación para vender entradas de su obra. Decía eso pero a la vez lanzaba el reproche a la policía por haberle detenido el día anterior al estreno. Amargo era consciente de que le investigaban desde abril. La policía estuvo vigilando su casa, desde donde salían supuestamente las mulas que llevaban las dosis al barrio de Chueca. Su estrategia de defensa, dice que no eran mulas sino amigos y que a su casa iban a consumir. La policía vigiló su teléfono y esas conversaciones son las que le comprometen. Compras de diferentes tipos de droga al por mayor, que él defiende porque hacía acopio por la pandemia, y un reparto de funciones entre los cuatro detenidos, por eso también los acusan de organización criminal.