"Aquí a uno lo humillan, me llaman burro. No estoy acostumbrado a que me traten así". Son palabras, según su hermana, de Eleazar Blandón, el jornalero que fallecía el pasado sábado por un golpe de calor. Se desplomó cuando descargaba un camión de sandías, a pleno sol, con una temperatura asfixiante. No llamaron a emergencias. Lo transportaron en la furgoneta de los trabajadores pero, según cuenta la familia del fallecido, primero dejaron uno a uno al resto de temporeros, Y por último a él, a las puertas del centro de salud.En un principio el empresario que lo contrató negó conocerle, pero ha acabado confesando a la Guardia Civil que trabajaba para él, aunque sin darle de alta en la seguridad social. El hombre ha quedado en libertad provisional con cargos y fianza. La familia de Eleazar pide ayuda para repatriar su cadáver a Nicaragua. Hasta allí enviaba dinero para su mujer y sus cinco hijos, uno de ellos recién nacido, al que nunca llegó a conocer.