Joaquín Benítez ha aprovechado su turno de la palabra para pedir perdón reiteradamente aunque su discurso ha resultado poco creible. El profesor de gimnasia al que han sentado en el banquillo cuatro de sus antiguos alumnos sólo ha reconocido algunos de los abusos sexuales de los que le acusan y ha sorprendido al tribunal diciendo que no es perfecto.