El pederasta tenía perfiles falsos en una red social de menores con los que contactaba con las niñas. Primero conseguía imágenes de ellas desnudas y las chantajeaba con difundirlas para conseguir que le siguieran enviando fotografías. Cuando ya las tenía muy atemorizadas les proponía mantener contactos sexuales, ofreciéndoles dinero. De las 365, cuatro picaron el anzuelo y contactaron con el pederasta, un italiano de 41 años. Hoy se le juzga, pero se ha negado a declarar. Le piden 150 años por todos los delitos.