Hace falta tener un buen par de tacones y mucho, mucho orgullo para llegar a la meta. Taconeando calle arriba y calle abajo para ganar figura y medalla. Porque son muchos los que han corrido pisando fuerte, tanto que a más de uno le ha pasado factura, como a Ángel, al que ni las heridas en los pies le arrebataran hoy su trofeo. Orgullosos de ser la capital mundial de la libertad, 20 años corriendo en tacones por la libertad y la diversidad.