El mercado de Santa Llucia, en la plaza de la catedral de Barcelona, estaba esta mañana abarrotado de gente y de agentes. “A mí me hace sentir más segura”, dice una mujer. Tras el atentado de Berlín, el Ayuntamiento barcelonés ya ha extremado las medidas de seguridad. Una barrera bloquea, por ejemplo, el acceso a los coches que giran para entrar en un párking. “A mí no me van a meter miedo”, cuenta otra mujer. En Sevilla se repite la misma imagen. Todos los accesos al centro, vigilados y algunos vallados.