Cientos de melillenses han pasado la noche al raso, por temor a nuevos temblores. Esta madrugada se han repetido las réplicas, una de ellas de 3,5 grados de intensidad. Muchos han optado por irse con sus coches a un descampado, en lo más alto de la ciudad y el lugar más despejado, el Pinar de Rostrogordo, donde nada se les podía venir encima.