Tirar una colilla al suelo se ha convertido en un gesto tan habitual, que no llama la atención. Si estuviéramos en países como Suiza o Estados Unidos nos mirarían muy mal. Aquí lo peor es que nos hemos acostumbrado a suelos llenos de colillas. Está multado, igual que tirar basura a la calle. En Barcelona por ejemplo 90 euros de multa. ¿Pero adivinan cuantas se ponen al año? Muy pocas, unas 150 multas de media. París se molestó en calcular cuántas colillas se recogían al año; 350 toneladas de algo que tarda una década en degradarse.