Siete menos diez de la mañana, la estación todavía está vacía. En ese momento un inofensivo globo lleno de helio entra en el andén. Atraviesa las vías y se posa en el techo, por un momento parece que se queda ahí. Pero poco a poco inicia el camino hacia el túnel y le perdemos la pista. Quince minutos después el andén se llena de pasajeros. Y llega un tren. La gente se asoma asustada. Han escuchado un fogonazo. El globo se ha enganchado en la catenaria y ha provocado un cortocircuito con fuego de por medio. Y eso ha supuesto una hora de parón en la línea 2 del Metro de Madrid entre algunas de las estaciones más concurridas de Madrid.