Cuando ni siquiera la luna es capaz de hacer bajar el mercurio, Isa coge su silla y se reúne aquí, en el portal con sus vecinas. Botella de agua y a charlar para que la noche pase volando. Porque si por el día el calor es insoportable, peor es que no te deje ni dormir. Por eso estos vecinos del barrio de Santa Adela se mudan aquí, a la plaza, donde abanico en mano les dan las tantas de la madrugada. Así soportan las noches calurosas de verano que hasta a los más pequeños les quita el sueño. Y ya de madrugada toca subir a casa e ingeniar algún truco como el de Mari Carmen. Sólo así, en el suelo y pegada al balcón, puede descansar unas horas. Otros no tienen tanta suerte…