El propietario de un burdel de la ciudad austriaca de Salzburgo ha buscado una original forma de protestar contra lo que considera una campaña de impuestos excesiva. Asegura que ya ha pagado casi 5 millones de euros en tasas locales en los últimos 10 años y anuncia en su web que a lo largo del verano todo será gratis en su establecimiento: la entrada, las copas y hasta el sexo.