Con sumo cuidado recogen las pruebas del crimen. La víctima fue asesinada hace 430.000 años. El CSI en este caso es un equipo de arqueólogos. Unen las piezas del puzle: 52 fragmentos óseos que terminan formando el número 17, donde se ve perfectamente el golpe mortal. El asesino agujereó su cráneo con un objeto punzante. La evidencia de un crimen con ensañamiento.