Abou está feliz, integrado, jugando con los demás niños del centro de menores "Mediterráneo" de Ceuta, ajeno a lo que está ocurriendo. Así lo asegura su director, Pedro del Corral. Cuenta que mientras se toma una decisión definitiva sobre qué hacer con el niño, lo están tratando porque sufre paludismo. Precisamente su estado de salud fue lo que decidió a los padres de Abou a intentar introducirlo ilegalmente en España. Llevaban 3 años tratando de hacerlo legalmente, sin éxito, y el niño cada vez estaba peor.